Por qué será que no me extraña nada que el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, haya emitido un comunicado en el que considera las detenciones de proetarras y la ilegalización de las listas ’abertzales’ como “un mal para la comunidad política”. ¿No debería este individuo, a lo que parece más mundano que religioso, guardar un respetuoso silencio ante las decisiones judiciales que le incomodan? ¿No sería más apropiado que hablase de la comunidad cristiana, en lugar de hacerlo de la comunidad política y, de paso, respaldar con sus declaraciones a los delincuentes? Porque nadie le ha obligado a pronunciarse así ni ha sido objeto de eso que se conoce como una entrevista-trampa. En absoluto. El obispo ha difundido su opinión, su lamentable opinión, a través de una notificación diocesana que, no me sorprendería nada, quizá sea leída o exhibida en todas las parroquias. Lo que a buen entendedor supone pedir el voto para los nacionalistas del PNV o EA, formaciones más próximas a las ilegales.
Y añade el obispo —nominalmente obispo, en la práctica a saber qué—: “Por repugnante que nos pueda parecer el proceder de algunos de sus dirigentes ante los asesinatos y atentados, o por un hipotética connivencia o complicidad con Eta (aún por demostrar judicialmente), dejar sin representación a una parte minoritaria pero significativa de nuestro pueblo es un mal para esa comunidad política: limita el ejercicio de un derecho fundamental, distorsiona el mapa electoral y propicia un proceso de excepcionalidad apoyado en una ley también excepcional, la Ley de Partidos”.
Uriarte afirma que la complicidad con la ETA [de los partidos vascos ilegalizados] “aún está por demostrar”, de lo que se deduce que las resoluciones del Tribunal Supremo no son algo que a él le afecte ni le demuestren nada. Debe ser así, para Uriarte —me niego a seguir llamándole obispo—, a partir de una idea que no confiesa: El Supremo español es un tribunal extranjero. En cuanto a que “limita un derecho fundamental” —supongo que se refiere a presentar candidaturas a las elecciones—, Uriarte no parece tener en cuenta que el problema es de autoexclusión de los cómplices de los criminales. O quizá se refiera a que de este modo, sin listas etarrófilas, habrá unos cuantos vascos que no podrán votar. Lo admito. No podrán votar, pero solamente a los que ellos quieren: a los partidarios de usar las instituciones para darle continuidad al terror y la extorsión.
Finalmente habla Uriarte de una ley excepcional, la Ley de Partidos, y lo hace sin tener en cuenta que la única excepcionalidad en el País Vasco se está produciendo desde hace más de treinta años, lleva aparejada la falta de libertad más absoluta, excepto para los de su propia calaña —sean o no obispos—, y ha supuesto alrededor de 1.000 personas asesinadas y más de 200.000 exiliados de la patria chica vasca. No debe olvidarse, asimismo, que la cifra de vascos expulsados a través de la violencia, a los que también les han quitado la opción de votar lo que ellos querían, incluso supera en número a la de los potenciales criminales o sus cómplices, despojados de su opción preferida no precisamente mediante la violencia sino por decisión de la Justicia. Pequeña gran diferencia que el nacionalista Uriarte se resiste a destacar.
Todo lo que declara Uriarte, coincidente con el inicio de la campaña electoral en el País Vasco, me lleva a una duda: Nos las habemos ante un tipo cobarde que trata de lograr su propia seguridad física mediante el pasaporte de una declaración ignominiosa, sin que le afecte para nada el “No matarás” de la fe cristiana, o bien, por el contrario, prevalece en él un fanatismo nacionalista suficientemente acreditado, lo que le induce a dejar muy de lado la labor pastoral, que debería ir destinada a todos en lugar de a unos pocos, y que le lleva a creer en sus propias palabras. Cobardía o fanatismo, o ambas características a un tiempo, es cuanto entreveo del comunicado Uriarte. ¡Pobre País vasco, es relativamente sencillo imaginar lo que algunos deben estar viviendo allí si hasta los clérigos se posicionan a favor de los criminales!
Autor: Policronio
Publicado el 19 de febrero de 2009
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