La libertad bloguera forma parte, sin duda alguna, de la libertad de expresión de un país democrático. |
Don Gabriel, que en paz descanse, sabrá perdonarme, pero a la vista de las últimas maniobras de la progresía Tae-Kwon-Do, dizque liberados sindicales. No he tenido más remedio que acordarme de uno de los elementos indispensables en el atrezzo progre años ochenta, otan no, bases fuera. No es la cazadora de pana, contra lo que pudiera pensarse, es la calculadora, ese arma cargada de futuro.
Y digo esto, porque a la que te descuidabas surgía de ese alma cándida la siguiente cuestión: Con lo que se gastan los putos yankis en armas en un año se podría dar de comer a todo el África subsahariana (hasta entonces África negra). Y si no era ello, cuando te pillaban calibrando con sana curiosidad los atributos morfológicos de la última añadida a la movida, no tenían reparos en amargarte el momento con la tontuna de que con lo que se gastan las multinacionales yankis en dietas para sus consejeros, se podría llenar de hospitales todo el tercer mundo. Y ya me dirán, si no hacía falta una buena calculadora para llegar a semejantes conclusiones matemáticas y de progreso.
Lo magnífico del asunto es que las calculadoras desaparecían, cual asunto de Garzón o pruebas del 11-M, cuando se trataba de averiguar el número de comidas diarias que podrían servirse en el GULAG, con lo que se gastaban en putas y vodka los miembros del Politburó. Ya es casualidad.
El caso es que oyendo las declaraciones de José Güemes, Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, “Con el sueldo de los sindicalistas liberados haría un hospital nuevo”, no he tenido más remedio que acordarme de aquello.
Ni que decir tiene, que el más facha de los fachas ha tenido la oportuna contestación por parte de los beneficiarios de la libertad sindical, penúltima denominación del escaqueo gratuito, a costa de las clases activas. Y digo penúltimo, porque lo último en escaqueo es, para algunos, la angustiosa necesidad de conciliar la vida familiar y laboral. De modo, que si antes te ausentabas a deshora de tu lugar de trabajo era porque te ibas a tomar una cañita. Eso se acabó: “niño, dile al Jefe de Sección que me voy a conciliar la vida familiar y laboral”. “Tómate una a mi salud” “O dos, si son pequeñas”. Escaqueo democrático, participativo y de progreso se llama al asunto.
El caso es que los paniaguados sindicales se han cabreado con Güemes porque según ellos eso es un ataque directo a la libertad sindical, que consiste, como todo el mundo sabe, en cobrar un sueldo por organizar la magna manifestación de doscientas personas, entre becarios de prensa y liberados, que se celebra con obstinada reiteración el uno de Mayo de cada año. Además de prestar apoyo moral y logístico a los gángsters, digo miembros, de los piquetes informativos de cualquier huelga revolucionaria del sector público. Del privado, no ¿Cómo le van a hacer huelgas al compañero Gerardo? Trollear, de momento, no va en el sueldo.
Por lo tanto, queridos compañeros, hablando de extensión de derechos: ¿Para cuando una Ley Orgánica de Libertad Bloguera? O sea, ¿Qué nos pague el estao por estar todo el día posteando, sin necesidad de quitarle horas al sueño y a la familia? Más que nada, porque de esa manera tan cómoda de bloguear, el machaca de FJL no se equivocaría de adversarios, para gusto y regocijo de la tropa llorosa.
Otro asunto para Bibiana. Al final la pobre va a trabajar más de lo que se pensaba.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de octubre de 2008
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