Como respuesta al título de este artículo, lo primero que se me viene a las mientes es que el PP no es ninguna maravilla en el aspecto democrático, como en realidad no lo es ninguno de los partidos españoles al regirse todos ellos de forma piramidal, es decir, manda el sujeto que se sienta en la poltrona más alta, donde normalmente ha llegado a dedo (caso Rajoy) o lo han elegido las diversas capillitas de la formación para evitar que mandase otro (caso Zapatero respecto a Bono). El caso de UPyD habría que estudiarlo aparte, ya que tras un puñado de meses aún no ha convocado su primer congreso general.
Ya no hablemos de partidos asamblearios a la búlgara, como ERC, donde lo que prevalece en la rebotica es el codazo en las costillas del rival y donde los capitostes no dejan de interesarse sobremanera, además, a la hora de controlar las votaciones, para situar al militante a una u otra parte de la línea divisoria en función de lo que vote cada cual a mano alzada.
Tampoco es preciso hablar de esa miríada de formaciones extraparlamentarias, que atienden a los nombres más peregrinos y de los que se sabe que en buena parte de sus madrigueras no todo huele demasiado bien.
Dicho lo cual, el Partido Popular me parece a mí que da con creces la talla media democrática entre las opciones por las que uno puede decantarse. Que será más interesante cuanto mayor sea el interés que uno tenga en lo que se denomina el voto útil.
Naturalmente, algo así no sucede en Cataluña, donde los populares son poco menos que una pandilla de apestados y a los que les llenan de estiércol y pintadas las sedes.
Juguemos a la ingenuidad: ¿Por qué semejante rechazo del PP en Cataluña? Se admiten consideraciones al respecto.
Autor: Policronio
Publicado el 23 de marzo de 2009
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