sábado, 22 de septiembre de 2018

Al Gore ¡devuelve el Nóbel y el Príncipe de Asturias!


¿Qué pasó, cuando se constató que Ben  Johnson  había hecho trampas para ganar la final olímpica de los cien metros lisos de la Olimpiada de Seúl 1988? Pues que fue desposeído de la medalla de oro ganada en no muy buena lid. Como no podía ser de otra forma.


Exactamente lo que le hicieron a Floyd Landis, ganador en la carretera del Tour de dos mil seis.

¿Y si se constatara que el ganador del Nóbel de física de un año cualquiera era un camelador, o sea, un tipo falso de toda falsedad, y sus descubrimientos una filfa? Digo yo, que una vez pasada la vergüenza propia de estos casos, el jurado en cuestión reclamaría la devolución del premio. ¿O no?

Pues al sujeto éste  le dieron tan reputados premios por poco menos que asegurar que la Tierra se convertiría en un horno, a la mayor brevedad posible, a no ser que se obligara a consumidores y contribuyentes a llenar los bolsillos de la secta sandía. 


Un par de años después, sufrimos el invierno más frío y crudo de los últimos cincuenta años.


De modo, que espero que los jurados de ambos premios, reconsideren su decisión de premiar al tipejo en cuestión. Más que nada, por vergüenza torera.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 7 de febrero de 2009

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