miércoles, 8 de agosto de 2018

ZP, el social-fascista que ahora manda

Fascismo: forma de comportamiento avasallador, totalitario y violento.
Rodríguez Zapatero, además de socialista radical es un fascista redomado, no hay ninguna duda de ello para quien desee analizar su comportamiento. Ya está bien, por lo tanto, de usar paños calientes ante individuos de semejante calaña. Está claro que nos hallamos ante un fulano tortuoso, ladino, de sonrisa hacia la galería pero de instinto violento y totalitario, que no ha titubeado a la hora de predicar trigo y matarnos de hambre, metafórica y políticamente hablando. Y eso es algo que se le nota mucho al disponer de un intelecto limitadito, lo justo para el uso de la demagogia a grandes dosis, o al hecho de haberse rodeado de unos petardos de su misma especie, como por ejemplo ese Pepiño Blanco que ayer mismo, con motivo del acoso radicalizado y fascista a Rosa Díez en una universidad de Madrid, vino a pedir el cese de la violencia… para después de las elecciones. Sí, a estos zapaterinos se les escapa el fascismo por la boca de tanto que parlotean y manipulan, de tanto que alientan a la “tensión”. ¡Fascistas!


Estoy convencido, además, de que Rodríguez no ha reeditado ya las checas o no ha comenzado la quema de iglesias y conventos porque a su condición de mentiroso le añade la de cobardón. Es más bien de los que se dedican a apedrear a la oposición con sus tensiones y sus dramatismos —ahora confesados—, mientras va alardeando del “yo no he sido” o de un diálogo embaucador que ofreció antes de llegar a la poltrona a bombazo limpio y que nunca ha cumplido. Bueno, digamos que aprovechándose del  bombazo limpio. No vaya a ser que al final los que denunciamos los actos violentos y fascistas tengamos necesidad de que los amigos nos hagan llegar el tabaco al trullo. 

El fascismo que se está dando en España durante toda la legislatura de Rodríguez, y no olvidemos que hay un fascismo de izquierdas que históricamente ha compartido el mismo estilo que el de derechas —puesto que el método fascista no es más que una forma de comportamiento avasallador, totalitario y violento—, es una prueba categórica de que a la Nación, como conjunto de ciudadanos que desean vivir en libertad y en armonía, no le conviene en absoluto que esta pandilla de degenerados políticos que hoy mandan en el PSOE vuelvan a mangonear otros cuatro años en el Gobierno de España. No por nada en particular, que la izquierda decente jamás me ha molestado e incluso la creo necesaria, sino porque estos de ahora ni son decentes ni han demostrado ser gobierno, ya que en ellos ha prevalecido en todo momento la arbitrariedad verdulera. Y mucho menos (gobierno) de España, como evidencia el resultado de una desunión acentuada y en ascenso entre algunos territorios o entre los ciudadanos.

Lo que ocurre es que la izquierda en España no es capaz de comportarse de otro modo, no puede, lo llevan en la sangre los que ascienden a los cargos de mando. Y es que ascienden como consecuencia de una radicalidad mayor, más propensa al codazo en el partido, más dispuesta a todo. Es lo que han mamado desde pequeñitos, recordemos al efecto que son los hijos del odio residual de los vencidos en la Guerra Civil o de los acomplejados franquistas deseosos de reivindicar un pedigrí que no poseen. No hay términos medios en esos mandos: O son rencoroso o son acomplejados. Creen que revalidando unos comportamientos semejantes a los de la izquierda de la II República, izquierda de la que se dicen herederos, en los que desde el minuto uno se sustituyeron las ideas por la agitación y la violencia, podrán acoquinar a una derecha que necesita estar muy enfadada para reaccionar. Y hoy aún no lo está. Y la gentuza de Rodríguez lo sabe, de ahí que no cesen de impedirle a la oposición política que exponga su programa. ¡Fascistas!

Hace unos meses, mucho antes de que se le escapara ante su entrevistador felpudo, Iñaki Gabilondo, que a Rodríguez le beneficia la tensión y que se dispone a dramatizar —¿aún más?—, lo que parece que ya vienen haciendo esos degenerados que impiden hablar a los demócratas y que a saber por cuenta de quién actúan, escribí una serie de tres artículos que argumentaba el comportamiento de la izquierda en España. Ahora puedo añadir a esa serie, que a final acorté para no hacerla demasiado pesada, que las teorías socialistas son inviables desde un punto de vista práctico, por cuanto se ha demostrado sobradamente que han fracasado en todo el mundo, y que además resultan totalmente incompatibles con la libertad individual —un valor innato que renace con cada generación de humanos— y el sosiego necesario para que no vivamos en la incertidumbre.

Algo así significa que la izquierda no es capaz de vencer al poderoso instinto de libertad con el que nace el hombre, de ahí que las ideas deban ser suplantadas por la agitación, la propaganda y la violencia. Todo ello destinado a que el líder de turno se mantenga miserablemente en el poder y al mismo tiempo presuma, ficticiamente, de ser un demócrata. Un tirano de actualidad en las portadas de los diarios, como es Fidel Castro, entre otros muchos izquierdistas —y por lo tanto fascistas— que atiborran el basurero de la Historia, comprendería a la perfección estas pocas líneas, este diagnóstico.

Es más, el fondo ideológico marxista no es más que una simple etiqueta de la que también se apropian para no tener que declarar que detrás de ellos sólo existe el vacío intelectual. En realidad, ese marxismo enmascarado que ahora usan, disfrazado a veces de ecologismo y otras de un pacifismo absurdo que jamás denuncia a los tiranos y se apoya en la aberrante "Alianza de Civilizaciones", es un asidero para los que nada se cuestionan y creen que les sirve de banderín de enganche.

De hecho, el programa electoral de Rodríguez podría presentarse perfectamente en blanco, o a lo sumo con esta frase: "Anote aquí lo que debemos hacer, sin dejar de usar conceptos como solidaridad, igualdad, diálogo..., que luego nosotros haremos lo que sea necesario para seguir mandando". El socialismo en España, por resumirlo en pocas palabras, no es más que la suma de la codicia, la mendacidad y el cinismo. Envuelto todo ello en propaganda lujuriosa.

Aquí pueden leer, si les apetece, la serie referenciada:


Artículo dedicado a Castor Beiro

Autor: Policronio
Publicado el 20 de febrero de 2008

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