En el caso de mis hermanos mayores, la cosa era un poco más conceptual: sexo, drogas y rock and roll. Nosotros éramos más pedestres y además nos tocó currar lo que no les tocó a ellos, lo que nos impidió saborear en toda su extensión la cosa de haz el amor y no la guerra. Total, que vino y mujeres hasta que amañane. El mayo francés nos pilló casi en pañales y al registrador estudiando, que es de familia bien.
El caso es que a Mariano, antes Rajoy, no se le ha ocurrido proferir otra frase más brillante, sólo digna de Z El Grande, que "El marianismo es centro, mujeres, diálogo y futuro". Y además en la SER. Claro, que dónde iba a ser. Eso se lo dice al de Orihuela del Tremedal en su cara y no hacen falta querellas ni amenazas veladas y de las otras: directamente vemos al turolense en la UVI y a González Pons de Juana de Arco, luchando en combate sin par contra la nueva conspiración laicista-abortista-eutanásica. Lo prometido es deuda, incluso en el centro.
De modo, que si ya nos faltaba tiempo para comentar en punto y hora las hazañas retóricas de Z, las insulseces de Pepiño, las puestas en común de Bibiana y las mentiras arriesgadas de Rub-Alkaba, ahora tendremos que echar horas extras, siquiera para referir las últimas ocurrencias de Mariano, que al paso que va, y va muy deprisa, pronto será MarZiano.
Claro, que podría haber sido peor. Porque ya puestos y para rematar la faena, dando gusto a los sandíos -abriendo mercados, que se dice- podría muy bien haber dicho que lo suyo es centro, mujeres, diálogo, futuro y energías alternativas. Le hubiera dado un disgusto climático a su primo, pero queda como más hiper-super-mega-guay. Soraya dixit.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 25 de junio de 2008
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