Si a un nacionalista se le pone ante la tesitura de mostrarse como un perfecto radical o como alguien sensato dispuesto a argumentar su posición política, no tengo ninguna duda de que optará siempre por la majadería más radical. Tal ha sido el caso del taliboina en jefe del PNV, un tal Urkullu, cuando ha afirmado que “quiere que Rusia venza a España en la Eurocopa”. Hasta aquí todo normal, porque el nacionalista justifica su ser en mostrarse antiespañol. Es decir, los separatistas no son individuos que vayan a favor de algo, sino contra alguien. ¿Se puede ser más despreciable y pobre de espíritu? Sí se puede, ocasión habrá de comprobarlo en esos mismos separatistas como no los pongamos en su sitio.
Este sujeto que ahora manda en el partido fundado por el xenófobo Sabino Arana —del que no olvidemos que envió un telegrama felicitando al presidente norteamericano cuando España fue derrotada en la guerra de Cuba—, sobre cuya imagen Urkullu está obligado a postrarse varias veces en cada jornada, ha cumplido a la perfección con la trayectoria de exaltada felonía que siempre ha ido emparejada con ese cáncer liberticida que desgraciadamente se vive en Vascongadas y que constituye una trampa mortal —en todos los sentidos— para los ciudadanos vascos.
Urkullo no podía hablar de otro modo, se encuentra totalmente maniatado por su aberrante ideología. Ni sus podridos sentimientos, adquiridos durante largas décadas de adoctrinamiento peneuvista, ni su deseo de mantenerse en el poder, que cuando se pierde en esa región de tipos rabiosos te sitúan en la línea de fuego o de desprecio, le permiten actuar de distinta manera. La jauría de radicales vascos jamás le hubiese perdonado que desease una victoria española o simplemente que se mostrase neutral. El odio entre los nacionalistas hace insostenible cualquier declaración emparentada con la realidad. ¿Qué le hubiese costado contestar “prefiero no opinar de ese asunto”? Pues mira, Urkullo de las narices, puestos a querer como tú quieres, a mí me apetece querer no volver a comprar productos elaborados por vosotros. Por lo que a mí respecta vais a celebrar la victoria de Rusia sobre España descorchando lavadoras Fagor, por ejemplo.
Addenda
María San Gil conoce bien a esta gentuza nacionalista y por eso quiso incluir una fuerte crítica al PNV en la ponencia política del PP. Rajoy no es que lo vea de otro modo, que de tonto no tiene nada, sino que para sacudirse el complejo de perdedor que arrastra desde hace casi un lustro cree que lo mejor es decantarse por un trágala con los nacionalistas de derechas y supone —pobre diablo— que éstos le respaldarán algún día para que alcance la jefatura del Gobierno, de ahí que haya cambiado lo que antes eran principios sólidos, a favor de la nación española, por consistentes principios a favor propio.
Autor: Policronio
Publicado el 25 de junio de 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.