Como ya he dicho en Contando Estrelas, no me gustan las despedidas, se me hacen muy cuesta arriba. Ésta, sin embargo, es la segunda que escribo hoy. Recuerdo bien cuando empecé a leer Batiburrillo, y cuando Policronio me invitó a escribir aquí, un honor del que nunca me creí merecedor pero que he intentado corresponder lo buenamente que he podido, aunque el hecho de tener otro blog me haya distraído más de la cuenta.
Hoy dejo la Red Liberal y, con ella, dejo también Batiburrillo. De este blog colectivo me llevo muy buenos recuerdos y muchas enseñanzas, pero sobre todo la experiencia que me ha aportado Policronio, que es uno de los mejores blogueros que conozco y a quien le agradezco todo lo bien que se ha portado conmigo, así como su amistad. Siempre es un placer encontrarse con buenas personas como él.
De mi paso por aquí, en fin, me conformaría con saber que lo que he escrito ha sido interesante para algunos que se hayan tomado la molestia de leer mis “ladrillos”. Desde que empecé a escribir en Batiburrillo, asumí el reto, por una parte, de estar a la altura del blog, y por otra, de tomarme un tiempo para la reflexión más serena, que no siempre me permite el alocado ritmo que llevo en Contando Estrelas. No sé si he conseguido lo primero, pero sí que tengo la satisfacción de haber encontrado aquí la calma, la atención y el espacio necesarios para reflexionar sobre temas que afectan a muchos seres humanos y ante los que, en fin, me cuesta mantenerme indiferente.
Y bueno, como he puesto en el título, todo lo que empieza tiene que acabar. Es una certeza filosófica que se cierne sobre todo lo que conocemos, aunque a menudo queramos evitar la idea. Lo único que espero, frente a esa idea, es que Batiburrillo tenga una larga vida, pues para mí siempre ha sido y sigue siendo un blog de referencia dentro de la Red Liberal, y creo que tiene muchas cosas buenas que aportar. En este sentido, le deseo a Policronio y a los demás colaboradores del blog una próspera andadura, en la que siempre podrán encontrar en este gallego a un lector interesado en todo lo que aquí se escriba, un alumno dispuesto a aprender de otros que saben de la vida mucho más que yo y, cómo no, a un buen amigo.
Hasta siempre, Batiburrillo.
Publicado el 25 de junio de 2008
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