viernes, 24 de agosto de 2018

Una manera como cualquier otra de reducir el gasto público

Los socialistas suelen practicar las cuentas del gato, importándoles tres pepinos que a la mayoría de los ciudadanos solo nos queden las raspas.

Las lenguas viperinas de la derecha extrema están empeñadas en que el congreso festivalero del P$OE está hurtando a la ciudadanía la posibilidad de hablar de lo que realmente interesa a los españoles: las dificultades objetivas para llegar a fin de mes, sin necesidad de tirar de tarjeta. Miente la derecha extrema, miente el centrismo reconvertido, miente Rouco, miente Losantos y mienten Gabi, Fofó, Miliki y Fofito. Pepiño dixit, creo. Y si no lo dijo, qué duda cabe que la frasecita está a la altura del insine concetual.


Pues de eso nada, monadas tardocentristas. Lo que ocurre es que si al liberalismo antipático, adornado de neoconismo y teoconismo fundamentalista, le gusta actuar en el campo del pagano, “hasta aquí hemos llegado y quien quiera estudiar el comportamiento sexual de la hormiga roja y su posibilidad de cruce con la hormiga autóctona, que se lo pague de su bolsillo”, al socialismo benefactor, nazismo de segunda generación, sin necesidad de disfraces, le gusta actuar en el campo del beneficiado gorrón, reduciendo su número, claro. 

Ya Doña Matilde Fernández Sanz, guerrista de pro y Ministra de Asuntos Sociales en el gobierno de Felipe González entre 1988 y 1993, apuntó maneras con sus viajecitos de alto riesgo para viejecitos del Imserso. Vean las hemerotecas.

De modo que echen cuentas y díganme con seriedad, si se atreven, si promover el aborto barra libre y la aplicación indiscriminada de sedantes a los “vivalavirgen” de la tercera edad  no es la manera más efectiva y efectista de reducir el gasto público. Ya lo probaron con indudable éxito los nacionalsocialistas  y ahí tienen a sus herederos gobernando en Cataluña, las Vascongadas, Galicia y Baleares.

Los números no engañan, vean. En un arranque de chulería, pago yo, el señor Z prometió 2.500 euros por hijo nacido en Expaña y bla, bla, bla. Veamos en cifras lo que el estado se ahorra haciendo la vista gorda ante la indudable realidad de 110.000 abortos anuales: 110.000 x 2.500 = 275.000.000.-. Doscientos setenta y cinco millones de euros, anuales no, nuevemesinos, de ahorro progresista y de izquierdas. Y eso sin contar lo que también se ahorrarían los ayuntamientos gobernados por socialistas de todos los partidos, entre otros, el de Ciudad-Real, también llamado pp, por “pagapañales”.

Supongamos ahora que el Ministro de Sanidad se pica ante semejante alarde de austeridad presupuestaria y permite el pasaporte, con salvoconducto progresista incluido, al reino de los cielos, aunque sea laico, de un número igual de viejitos viajeros. Si la pensión media anual ronda los 12.000 euros, 110.000 x 12.000 = 1.320.000.000. Mil trescientos veinte millones de euros anuales de ahorro y felicidad eterna a quienes tanto dieron por nosotros. Y añadan lo que el ministerio de la cosa se ahorraría en viajecitos todo a cien. Ya veo a los orgullosos “austriacos” desfallecer de envidia ante la contemplación del insigne Montes.

Y eso, sin contar el aumento en la recaudación de impuestos especiales, rama alcohólica, que ya se sabe, que cuando a los pobres les entra la desconfianza, eligen la botella como compañera de fatigas y de paso dan gusto al Don: trabajen y consuman. Toma ya.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 5 de julio de 2008

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