jueves, 30 de agosto de 2018

Nuestro paro es imparable

El ministro de Trabajo de la época, más conocido como "Mister Tipex" por su afición a alterar documentos oficiales.

El Adolescente ha sacado pecho estos días atrás porque varios países de Europa no han crecido en el último trimestre, ¡Cielos, qué horror!, mientras que en España nos hemos desarrollado al espectacular ritmo del 0,1. Hay que ser fantoche con rabia para plantear así la crisis, en plan “yo soy el tuerto en el país de los ciegos”, más que nada porque la falta absoluta de visión del tuerto le impide ver que hay otras muchas facetas que cuentan lo suyo a la hora de valorar una crisis económica. Por ejemplo el desempleo.

Es más, no hace demasiado tiempo, alrededor de medio año, el Adolescente llegó a asegurarnos: “España está mejor preparada que Europa ante la crisis”. De donde se deducía, o al menos deduzco que lo deducían así los adictos zapaterinos, que “enestepaís” todo será “bufar i fer ampolles”, lo que mal traducido del catalán —fantástico idioma para los refranes— significa “soplar y hacer botellas”, o lo que es lo mismo, dicho en un lenguaje más accesible: “Esto está tirao”. Aquí ni crisis ni na, y si llega, que no llegará, ¡diálogo, mucho diálogo!


Pues toma nota, Adolescente: “España registra en julio la subida de paro más alta de la UE”. Nos hemos convertido en el país más desempleado de Europa, con una tasa de paro —imparable— que alcanza ya el 11 % de la población activa. Y espera, que cuando concluya la temporada turística, como aquel que dice pasado mañana, ocurrirá lo mismo que en los hipódromos cuando se abren los portillos de salida de los purasangre, que salen todos a la velocidad del relámpago. Pues aquí ocurrirá lo mismo, solo que la meta de nuestros convecinos no será otra que la oficina del INEM.

¿Y estos subvencionados... contra quién querrán dialogar?

No me extrañaría, pues, que algunos, a no tardar, le cambiaran el texto a un famoso estribillo que hizo furor en la reciente Eurocopa, y que en lugar de cantar eso de “yo soy español, español, español…” —algo que duele tanto en los oídos progres como un descenso súbito y prolongado en avión—, pasaran a interpretarlo del siguiente tenor: “Yo soy del INEM, del INEM, del INEM”… Es decir, un himno normalizado y de lo más acorde —valga la expresión musical— con los tiempos zapaterinos en los que vivimos, cuando uno no es nadie si no recibe una subvención, a poder ser mileurista y que deje tiempo libre para echarse a la calle a reivindicar chorradas o a insultar a la Iglesia católica.

Autor: Policronio
Publicado el 29 de agosto de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.