La imagen deja claro el valor que el cubano le concede a las normas deportivas. |
Precisamente cuando uno suponía que como consecuencia de haber dejado por los suelos el prestigio de su delegación en Pekín, y que al negrazo cubano de la patada al árbitro le aguardaba una mazmorra en la isla-cárcel, va el tirano Castro y justifica lo que hizo su pupilo ideológico —no es posible ser nadie en Cuba si no se pertenece al partido comunista—. Es más, “incluso dijo que su compatriota tuvo buenos motivos para actuar así”. Seguramente acabará dándole una medalla y nombrándole comisario político para algo represivo. Cualidades tiene el muchacho, desde luego.
Me conozco yo los buenos motivos de la izquierda cubana para llevar más de medio siglo oprimiendo de tal modo a la población y convirtiendo a la isla en el estercolero de América. Claro que en Europa siempre les quedarán los zapaterinos, que estos días se manifiestan en masa al objeto de reclamar la libertad para Gorki Águila. ¡Nada como el comunismo, primo hermano de sangre del socialismo —nunca mejor dicho lo de sangre—, para poner a cada cual en su sitio y asignarle el valor moral que le corresponde!
Ahora dice el tirano, como respuesta a los que le han criticado que “son unos defensores de la explotación y el saqueo del mundo”. Verdaderamente, ¡hay quien se comporta como un canalla hasta el último día de su vida! Y Castro es, sin duda alguna, uno de ellos.
Autor: Policronio
Publicado el 28 de agosto de 2008
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