sábado, 25 de agosto de 2018

Los nuevos amos

Leire Pajín. modélico ejemplar de "paria de la tierra".

De modo, que si antes uno se aseguraba mando en plaza cantando emocionadamente y con voz varonil, muy varonil, por la razón antes reseñada, “Arriba parias de la tierra, y preparadme, porfa, un buen sillón”, ahora también se lo puede asegurar  procurándose un papelito de extra en cualquiera de los docudramas, con que nuestros nuevos amos sandíos tienen a bien tocarnos las pelotas. 


Quién no tuvo un amigo de la infancia, adolescencia y primera juventud, al que perdió la pista en cuanto aquel accedió a una sinecura socialista en y de los primeros años de la ignominia.  Cambiar de casa, coche y cama y perder un amigo fue todo uno. 

No es ya que no lo vieras en los sitios habituales, que también, es que, además de cambiar de casa, coche y cama, cambió de teléfono. Y donde antes aparecía la voz de su madre, siempre pendiente, luego aparecía la de una secretaria, o  de dos, dependiendo de la importancia de la gabela. Y digo secretaria, porque lo de la paridad advenida por el efecto Zerolo es muy reciente. O sea, que si antes, invariablemente oías “¿Dónde estuvisteis anoche, que no hay quien lo despierte?”, después comenzaste a oír “El ilustrísimo está reunido, tomo nota de tu teléfono”. Adviértase la diferencia de trato que se gastaban las secretarias de libre designación socialista. Y así hasta tres veces, claro. A la cuarta, lo que se dice en estos casos, también invariablemente: pues que le vayan dando por saco al Ilustrísimo. Lo que no dejaba de ser una premonición, aunque hubiera que esperar, como no, al advenimiento del mismo efecto.

Con el paso del tiempo y el afianzamiento de la nueva religión cambio-climática, sustentada en las ansias infinitas de vivir del cuento de los solidarios más vagos del lugar, la lista de ilustrísimos amigos perdidos viene aumentando considerablemente. Tanto como vienen aumentando las maneras y oportunidades de salvar el mundo, empezando por uno mismo. Faltaría más. Y no sólo repartiendo solidaridad a la manera sociata, o sea, el 0,7 por ciento para los negritos infieles y el 99,03 por ciento restante para el menda lerenda. También puede hacerse, lo de vivir del cuento, digo, intentando convencer al resto de  la humanidad, no a uno mismo, que como en tiempos de los cromañones jamás se ha vivido mejor en nuestro planeta Tierra.  

De modo, que si antes uno se aseguraba mando en plaza cantando emocionadamente y con voz varonil, muy varonil, por la razón antes reseñada, “Arriba parias de la tierra, y preparadme, porfa, un buen sillón”, ahora también se lo puede asegurar  procurándose un papelito de extra en cualquiera de los docudramas, con que nuestros nuevos amos sandíos tienen a bien tocarnos las pelotas. Sin excluir, claro está, apuntarse de voluntario a esa nueva ONG de asistencia a simios machos sin pareja, lo último de lo último. Pepe Blanco ya se ha apuntado. Eso sí, provisto de ácido bórico. Por la cosa de disimular el mal olor.

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 13 de julio de 2008

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