Abrazo entre el Presidente Dwight D. Eisenhower y el General Francisco Franco, en el aeropuerto de Torrejón. 1959. Al decir de algunos, esta imagen corresponde a un abrazo entre franquistas. |
En la época en que no se llevaba ser antifranquista, más que nada porque viviendo Franco la cosa podía ponerse ora pelín peligrosa ora pelín frustrante, debió aparecer un gen por la celtibérica patria que, inoculado por vaya usted a saber qué vía, posibilitó ser eso mismo, es decir, antifranquista, pero con efecto retardado.
El hecho de que ese gen tan peculiar formara parte y permaneciera latente en tu patrimonio genético no te impedía disfrutar, en momentos muy oportunos, de prebendas sin cuento ni recuento, preferentemente por la vía paterna. Del mismo modo que si tenías ya una edad que pudiera considerarte, en fin, algo crecidito, no te impedía el ejercicio de un buen cargo público, bien dotado financieramente, por supuesto, así como de otras ventajas y convenientes diversos.
Bien. Pues hasta ahora yo pensaba que ese gen sólo adornaba a los hijos o cónyuges de los antiguos falangistas con mando en plaza en la PRISOE. Caso Bermejo, Zapatero, Cebrián, Fernández de la Vega, Bono, Barreda, Sala, Maragall, Felipe, y un largo etc., como largo y bien generoso es el organigrama funcional de tan benemérita empresa, financiada a ratos sí, trece años, a ratos no, por Filesa, Malesa y Time Export, que no son las tres carabelas como algún liberal sedicente pata negra y logsiano vocacional, para más señas, pudiera pensar.
Craso error. Resulta que, si no ese gen, será una mutación la que ha dado en introducirse en los nuevos liberales "fetén", repartidores de carneses y desarrolladores de una furia antifranquista que para sí la hubiesen querido los maquis comunistas de la década de los cuarenta.
¿Y en qué se advierte ese antifranquismo retardado de nuevo cuño? Pues ni más ni menos en que no se puede hablar de Franco —ni aún acompañándole el título de dictador—, por ser ese enemigo formidable, dotado de tantas cabezas como principios fundamentales del Movimiento se conocen, que se resumían en dos: (este espacio de invitación interactiva se lo dejo a/los Irritable/s. De todas formas me va/n a fastidiar el día).
De modo que —vamos a suponer— si por una atravesadura de derecho administrativo le diera al que suscribe por hacer una glosa de la Ley de Expropiación Forzosa del… ¡eeeh!, ni se te ocurra mentar a la bicha por más que el año de la ley te lleve a una determinada época —esto bajito—, puesto que tendría que empezar, por ver de terminar con sosiego la jornada, inventándose un antecedente histórico a la vez que un supuesto encomendador.
Y a falta de otros más a mano, no tendría sino que concluir que la redacción de la Ley de Expropiación Forzosa del año… (para acceder a este dato debe usted estar registrado en Batiburrillo, sección Neofranquistas, negociado Memoria Histórica para todos.
Aviso: Para registrarse, provéase primero de la tarjeta Visa-Cope.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 31 de marzo de 2008
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