martes, 21 de agosto de 2018

La “miembra” Aído

Bibiana Aído.

La ministra Bibiana Aído parece ser que se ha ido, valga el juego de palabras. Y además se ha ido tan lejos que todo apunta a que no le resultará fácil la vuelta y de ahí que pretenda la creación de todo un Ministerio “on-line”. O al menos así se desprende de sus declaraciones en el Congreso, donde ha propuesto “contribuir con políticas preventivas a otro modelo de masculinidad, desde el que establecer las relaciones de pareja sobre unas nuevas referencias”. Y claro, ya se sabe que nada más preventivo que un teléfono al que puedan recurrir los maltratadores en períodos de crisis.


A partir de ahora, tras la consabida bronca en una pareja y llegados ambos al punto de máxima tensión o no retorno, lo lógico será que la señora le diga a su media naranja: “Ni se te ocurra levantarme la mano, llama al teléfono que ha puesto la Bibiana y ahí te asesorarán sobre lo que tienes que hacer en estos casos”. El maltratador en potencia, predispuesto a convencerse de la utilidad del invento de la ministra zapaterina, marcará el número que todo violento casero estará obligado por ley a memorizar y oirá cómo suena la llamada:

“Ha llamado usted al teléfono de los Maltratadores Cero coma Cero, Dirección General de Disminución de Riesgos Domésticos, Ministerio de Igualdad, Gobierno de España —se inicia el mosqueo—. Si su situación es la de simple enfado con su señora a causa de unos cuernos virtuales de cualquiera de los dos, marque 1. Si está claro que es ella la que se los ha puesto porque estaban subidas las dos tapas del inodoro, marque 2. Si es usted un voluble sexual, forofo futbolero y además ha llegado a casa achispado después de ver el partido de la Roja en el bar, debiendo escuchar por ello los lógicos reproches, marque 3. Si el tema de fondo del cabreo es a causa de su querida suegra, marque 4. Si son los niños los que han motivado que la parienta no haya parado de darle quejas de ellos desde que llegó hace tres horas a casa y ahora está usted hasta el moño de tanto reproche, marque 5. Si la causa de su arrebato no puede catalogarse en los apartados anteriores, marque 6 o espere a ser atendido por una de nuestras operadoras”.

El maltratador oye como se desvía la llamada y, después de ocho minutos de musiquita de dentista que aún le ponen más de los nervios, al fin sale un nuevo mensaje: “Lo sentimos, todas nuestras operadoras están ocupadas, le rogamos que lo intente de nuevo transcurridos unos minutos”. Ante semejante frustración, porque la parienta no ha cesado en ningún momento de mirárselo con cara de guasa, el maltratador se dirige hacia el garaje y va directamente a buscar el hacha. Momento que la señora, viéndolas venir, decide escaparse por la puerta de la cocina y salir a todo correr a refugiarse en casa de su hermana Maripili, que vive enfrente y que en realidad es la causa del enfado. 

Moraleja: No tentemos al demonio con soluciones “on-line”, salvo que el nuevo ministerio de Igualdad esté dispuesto a contratar un millón de miembras como operadoras anti-maltratadores. Lo cual puede salirnos por un pico.

Autor: Policronio
Publicado el 10 de junio de 2008 

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