martes, 21 de agosto de 2018

"Pintan vivas a ETA y amenazas al PP en la tumba de Gregorio Ordóñez"

Así es como titulaba Estrella Digital la quinta profanación, entre las que se conocen, de la tumba del que fue teniente de alcalde de San Sebastián y que, recordémoslo, acabó asesinado de un tiro en la nuca por el “héroe” Txapote mientras el edil compartía almuerzo con su compañera de partido María San Gil, tildada hoy de fascista por uno de los entusiastas de Rajoy sin que éste haya dicho ni pío.

¿Es algo nuevo este tipo de afrenta de los criminales etarras hacia sus víctimas? En absoluto, porque es tan acusada la bajeza moral de los asesinos vascos y sus cómplices que incluso no dudan en reiterar a menudo esas profanaciones de tumbas. Y encima lo hacen a sabiendas de que actúan con total impunidad. Tal situación demuestra que en las Vascongadas (lo escribo de este modo porque sé que les molesta a los nacionalistas) el ambiente de libertad y respeto a la convivencia queda a años luz del que sería necesario para que se celebrase el referéndum que Ibarretxe pretende. Eso en el supuesto de que la consulta fuese legal, que no lo es por más trampas que hagan y más displicente se muestre Zapatero.


Por otra parte, la citada profanación supone, a mi juicio, un detalle a tener muy en cuenta por los compromisarios del Partido Popular que permanecen indecisos a la hora de secundar la metamorfosis a Rajoy. Aseguraría que si hubiese menos interés en el cargo, y más decencia, muchos de ellos podrían decantarse por una crítica abierta o bien por la presentación de una candidatura alternativa; es decir, en cualquier caso un rechazo claro a la nueva política de acercamiento a los nacionalistas, hacia los que, dice algún memo al que me resisto a señalar, conviene mostrarse simpático. ¿Simpático hacia los que realizan o toleran estos actos? Ya que si no fuese así, si no se tolerase o se mirara hacia otro lado, el gobierno de Ibarretxe ya se habría encargado de ponernos al corriente sobre las pesquisas policiales realizadas al respecto. ¿Lo ha hecho? ¿Nos ha informado de esas pesquisas? Pues no, a este fulano se le va toda la fuerza maquinando cómo perpetrar su referéndum.

No sé yo si  el Estado posee algún tipo de competencia en relación a la seguridad y el orden en los cementerios. Por si acaso, ¿qué dice Rubalcaba? Y en el supuesto de no poseerla en Vascongadas, al tratarse de una región con policía autonómica, ¿qué hace el gobierno de España que no da un serio aviso a los nacionalistas apáticos con todo lo que afecte a las víctimas? ¿No será que el sujeto que manda en Interior tampoco es un entusiasta del asunto? O lo que es lo mismo, gobiernos de Ibarretxe y Zapatero: tal para cual. Y Rajoy al fondo, tan parado como una estatua de sal, cuando aquí lo pertinente hubiese sido una denuncia que atronase las conciencias de esos votantes ahora sumisos con los “todo vale”.

Autor: Policronio
Publicado el 6 de junio de 2008

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