El Bloque Nacionalista Gallego, socio maoísta del PSOE en la Xunta de Galicia, ha dado un nuevo paso en su escalada totalitaria atacando a la Cadena COPE, a la que acusa de "xenófoba" y "antigallega". ¿La razón? Pues que la COPE se ha atrevido a denunciar no sólo la imposición antidemocrática del gallego y la violación de los derechos lingüísticos de los ciudadanos en esta comunidad, sino la creciente pérdida de Libertad que está provocando la acción de los fanáticos nacionalistas, consentida cuando no apoyada por los socialistas.
Jamás me imaginé que mi tierra llegaría a los extremos que estamos viviendo hoy en día a manos de estos iluminados. Se preparan multas para castigar a los que rotulan sus comercios sólo en castellano, se impiden condenas del nazismo (algo que provocaría la inmediata caída de cualquier Gobierno democrático en el resto de Europa), incluso se organizan "Galescolas" en las que sólo se puede escolarizar a los niños en gallego.
Parejo a este nazismo lingüístico, practicado por los mismos que se niegan a condenar el Holocausto, los grupos violentos que les hacen el trabajo sucio se están encargando de amenazar, amedrentar y agredir a todos aquellos que se atreven a discutir esta deriva dictatorial que se está instalando en Galicia. Las amenazas y agresiones a colectivos como Galicia Bilingüe y la Mesa por la Libertad Lingüística se han repetido en varias localidades de la comunidad, y han tenido como colofón la agresión en plena precampaña electoral contra la dirigente del PP Rosa Díez en la Universidad de Santiago.
Es significativo que el PSOE y el BNG se hayan negado a condenar esas agresiones a Galicia Bilingüe, como ocurrió en sendas votaciones en el Parlamento gallego y en el pleno del Ayuntamiento de Vigo. Los mismos que están emprendiendo medidas políticas para recortar las libertades de los ciudadanos en Galicia se niegan, además, a condenar los actos violentos promovidos por el nacionalismo más radical para rematar esas violaciones contra los derechos individuales.
Me alarma que esto pueda pasar en un país europeo en pleno siglo XXI. En estos días se ha recordado con tristeza en Austria la anexión del país a Alemania, a manos de los nazis, un proceso precedido por una oleada de violencia y coacciones muy similares a las que estamos viviendo en aquellas comunidades españolas donde el nacionalismo se ha hecho con el poder autonómico. No podemos dejar que la historia se repita.
Publicado el 2 de abril de 2008
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