El 29 de noviembre, un colectivo ciudadano de reciente aparición, sin subvenciones públicas, sin miembros liberados y que cuenta con los únicos medios de sus socios y con el trabajo desinteresado de docenas de voluntarios, consiguió llenar el Palacio de Exposiciones y Congresos de La Coruña. El pasado viernes, el PSOE, con sus cargos públicos, afiliados, coches oficiales, subvenciones y abundantes medios -pagados por todos los españoles- se encontraron vacías las gradas de ese mismo Palacio: un fracaso monumental.
Cada vez se hace más evidente la pérdida de capacidad de movilización del PSOE y su desconexión con el ciudadano de a pie. La razón es evidente: los miembros de asociaciones como Galicia Bilingüe arriesgan su integridad física en una lucha desigual en defensa de la libertad -con pocos medios, sin ayudas públicas, como un David con la sola ayuda de su ingenio- frente al torpe Goliat de la poderosa maquinaria subvencionada de los partidarios de la imposición, que controlan los medios públicos (TVG, Radio Galega) y los privados (gracias a la publicidad institucional, usada como un mecanismo de coacción contra la libertad de prensa).
Sin embargo, el PSOE se ha puesto del lado del nacionalismo, de una ideología irracional, excluyente e intolerante que está pisoteando la convivencia en nuestra tierra mediante una imposición lingüística que en nada tiene que envidiar al franquismo. Y ahora el PSOE recoge lo que sembró a modo de gradas vacías. Tienen lo que se merecen.
En Galicia se ha iniciado una rebelión pacífica que responde a la defensa de nuestros derechos y libertades individuales. Se trata de una lucha a la intemperie, con indudables dosis de idealismo y romanticismo: un fenómeno que ya está atrayendo a más gente que la que consigue movilizar el poder establecido con sus abundantes medios. Los socialistas tienen ahora la ocasión de decidir de qué lado están: del lado de los ciudadanos que reclaman respeto por sus derechos, o del lado de los vividores de las rentas que se dedican a pisotear los derechos de todos los gallegos.
Publicado el 13 de febrero de 2008
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