viernes, 10 de agosto de 2018

El Código del Buen Partido

Estela del código de Hammurabi,
 1753 a.C,
actualmente en el museo del Louvre.
Una de las noticias llamativas de hoy, a propósito de las próximas elecciones generales y de la predisposición pícara de la izquierda a saltarse la ley, algo que afecta a todos los partidos pero que en el caso del PSOE viene siendo de escándalo desde hace mucho tiempo, puede leerse en Libertad Digital, cuyo titular es el siguiente: “El PSOE mandó propaganda a residentes en el extranjero antes del inicio de la campaña”. No es que me extrañe que haya sucedido algo así, cuanto más si se valora que este PSOE actual, con un tipo sin escrúpulos al frente del partido, no dudó en asaltar las sedes de los populares en las anteriores elecciones. Y claro, para quienes se dedican a todo tipo de actos fanatizados, violencia incluida, lo de mandar a destiempo propaganda a la Argentina hispana debe ser un pecadillo venial. Laico, por supuesto.

El asunto me recuerda una de esas normas hueras, destinadas a la propaganda, que ZP ha impulsado en la legislatura que concluye. Norma que incumplió de inmediato, ciertamente. Me refiero al “Código de Buen Gobierno”, un tema que al presumido que ahora manda le permitió sacar pecho durante algunas semanas.


Pues bien, se está viendo que ese código es más necesario que nunca, pero tomado en serio y a poder ser con algún tipo de control judicial, como por ejemplo creando en el Tribunal Supremo la Sala del “artículo 29”, que dicho en lenguaje llano es el que suele pasarse por la entrepierna el gobierno de turno, e incluso con nivel de lujuria en el caso de Zapatero. A la Sala deberían poder llegar directamente las denuncias de los ciudadanos contra todo gobierno, nacional o regional, que cometiese abusos o arbitrariedades con el dinero público. 

Es más, lo recomendable sería que la Sala se dividiera en dos secciones, una que entendiese sobre las irregularidades y abusos de los gobiernos y otra, de no menor importancia, destinada a juzgar y en su caso sancionar los hábitos de comportamiento anómalo de los partidos políticos. Indudablemente esas resoluciones, cuando se correspondieran con denuncias bien fundadas, deberían dictarse por vía de urgencia. Claro que para hacer algo así haría falta un “Código del Buen Partido”, norma que sobre todo el PSOE necesita angustiosamente que se le aplique. Y no sé yo si nuestros políticos están por esa labor. Quizá podrían comenzar, que no es mala cosa, por dejar de encizañar a los jueces, evitar mantenerlos controlados a cualquier precio —¿no, Garzón?, ¿no, Bacigalupo?—  y respetar alguna vez la separación de poderes, clave para que pueda afirmarse que un país vive en democracia.  

Autor: Policronio
Publicado el 1 de marzo de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.