Ibarretxe le ha pedido al gobierno de España que la Armada proteja a los pesqueros vascos que faenan en las costas de Somalia. La petición del gobernante nacionalista —lo de gobernante es una atribución bondadosa para quien decidió poner su cargo al servicio del liberticidio— no deja de tener su guasa si analizamos que le está pidiendo ayuda a un estado del que no quiere formar parte. Ítem más, el gobernante vasco —reconozco que soy reincidente a la hora de asignarle a alguien una condición inmerecida— prefiere ignorar expresamente que el concierto económico entre su comunidad y el resto de España nos está costando 3.000 millones de euros anuales al resto de los españoles.
O sea, que una de las regiones más ricas de España, la vasca, además de no aportar nada al fondo común —circunstancia de la que lleva muchos años lucrándose—, ahora quiere más madera. Pues bien, este sujeto antiespañol, y no poco codicioso a lo que se ve, aún no ha explicado cómo piensa pagar el enorme gasto que supone desplazar a una o varias unidades de nuestra Armada para que sus paisanos pescadores —los mismos que rara vez exhiben la bandera española en sus barcos, como ordena la Ley— puedan regresar a puerto cargados de atún y entregarlos a las fábricas, donde luego será envasado y nos lo venderán al precio que ellos quieran. ¿O es que piensa el “gobernante” vasco que la ronda de fragatas debe correr igualmente por cuenta de nosotros, los despreciables españoles?
Hoy ha surgido una noticia de esas que te parten el corazón al leerlas. Me refiero a la muerte de 15 emigrantes subsaharianos, entre ellos 9 niños, que murieron en la travesía desde un lugar indeterminado del norte de África hasta Almería. Si fuese la primera vez que algo así ocurre, sería ya muy doloroso. Pero pueden contarse por miles los fallecidos en esas odiseas marinas de los que buscan llegar hasta España. Y hablo de seres humanos engullidos por las aguas, no del riesgo de un secuestro en la pesca de atunes. Que nadie lo olvide. Si uno tuviese que destinar a nuestra Armada a patrullar los mares, está claro que no sería en dirección a Somalia, sino que le asignaría la vigilancia de esas otras rutas en las que muchas personas pierden la vida.
En resumidas cuentas: Si Ibarretxe quiere el servicio de la Armada, que empiece por enseñar el dinero y pague su importe al contado. Y luego ya hablaremos. ¡Ya está bien de ponerles la cama y las toallas a los nazis!
Autor: Policronio
Publicado el 10 de julio de 2008
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