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Cuando uno se empeña, con motivo de un programa informativo, en crear un estado de opinión, puede ser hasta cierto punto disculpable meter la pata a propósito de lo que puede hacerse o no en derecho, en economía, medicina, etc., ante un problema dado. Es disculpable, porque un comunicador no está obligado a dominar ninguna de esas ciencias, aunque sí conveniente dominar sus mínimos rudimentos, más que nada por lo que pudieran decir. Es el caso de Federico Jiménez Losantos, hasta ahora despertador y desde ahora vecino de RL.
Lo que no es disculpable es pretender dar lecciones de cualquiera de esas ciencias, induciendo directamente al error a cualquiera de los desavisados liberalitos, cuando uno pretende dar a entender que abarca todo tipo de conocimientos, incluso de Historia Sagrada, siendo un ateocon redomado. Han acertado, es el caso de Iracundo, que en su bitácora, como reproche a Federico de una supuesta ignorancia en ciencia jurídica, se permite la siguiente parrafada:
"Acaso guiado por un afán de criticar a la judicatura o quitarse de encima un posible sambenito de racista Losantos no reparó en la ciertamente accesible verdad de que según la Ley de Enjuiciamiento Criminal vigente, promulgada en el año 2000 por un gobierno (no caigamos en la ingenua estupidez de hablar de legislativo alguno…) del Partido Popular, era imposible, era ilegal, internar en prisión al racista en cuestión".
Mire Iracundo, no me voy a extender en si es o no posible mandar a prisión a alguien por la comisión de los hechos en cuestión, porque no es de este lugar. Lo que sí es de este lugar, es que la Ley de Enjuiciamiento Criminal vigente, con todas las reformas sufridas a lo largo de más del siglo que la contempla, fue aprobada por Real Decreto de 14 de septiembre de 1882 y publicada en la Gaceta, hoy Boletín Oficial de Estado, el 17 de septiembre del mismo año. Y para que vea que soy generoso, le dejo a usted transmitirnos el dato de quién reinaba y quién gobernaba.
Espero que no me diga que reinaba Viriato y gobernaba Chiquito de la Calzada.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 2 de abril de 2008
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