lunes, 13 de agosto de 2018

Casi un siglo de estrategia separatista

Futuro mapa de España.

Lo que está sucediendo en España, a veces tolerado (incumplimiento de lo que se conoce como Ley de banderas y símbolos), otras apremiado por impulsos externos (arbitrariedad manifiesta en el reparto de los presupuestos del Estado) y a menudo fomentado por el propio Régimen zapaterino (nuevo estatuto de Cataluña), es algo que no tiene nombre analizado, incluso, solamente desde el más puro sentido práctico. Si ese Régimen ignora el daño que una política tan desastrosa puede causarle a la unidad de la Nación —otros dirían al bienestar del conjunto de los ciudadanos—, es que está dirigido por gente tan torpe como inconsciente —siendo benévolo en los términos que cabría aplicarles—, pues a la larga ellos mismos dictarán su propio infortunio al empobrecernos.


Si, por el contrario, los del Régimen actúan mediante un plan preconcebido que tiene por objeto el beneficio de todos, es evidente que en ese caso no han sabido explicarnos dicho plan, porque da la sensación que en realidad lo que buscan es enemistarnos a unos con otros para pescar en río revuelto. Se deduce, al mismo tiempo, que en el Régimen están convencidos de que su hegemonía en los medios de comunicación y su falta de escrúpulos para usarlos, siempre determinará que ellos formen mayoría, no importa lo que hagan ni cómo lo hagan. 

Sea como sea, mientras el gobierno zapaterino permanezca deshojando la margarita de adónde pretende llegar en su desidia o en su apoyo a unos socios que necesita para mantenerse en el poder, el separatismo no cesará de avanzar en su elaborado plan de despedazar a nuestra Nación. Quizá ese separatismo se detenga ocasionalmente, según quien gobierne en España —pongamos la etapa del PP—, pero sólo será una pausa para tomar aliento y entretanto afilarse las uñas de cara a un nuevo ataque que los zapaterinos tratarán de aplacar ofreciendo nuevos estatutos y más competencias, como es el caso de lo que ya se les ofrece a los nacionalistas vascos para que renuncien al referéndum de octubre. Suena fuerte, ¿verdad? Si bien no por ello parece menos cierto.

He aquí algunos argumentos adicionales, que me han llegado en un interesante correo y que refuerzan mi opinión acerca de que el muy mal llamado nacionalismo moderado no tiene remedio, salvo que se le dé lo que quiere: la independencia. Copio una parte de ese correo:

¿De dónde viene este afán de los políticos para imponer a los ciudadanos el idioma en que debemos hablar? 

No se trata de una posición romántica e inocente sino de un plan independentista, disgregador y balcanizador, elaborado a principios del siglo XX o finales del XIX, que pretendía la destrucción de España, el cual se materializó, entre otras actuaciones, en la creación de "Galeuzca" en 1924. En ese contexto, la eliminación del idioma común español juega un papel disgregador.

Dice al respecto el historiador nacionalista Xosé Estévez, en: El Galeuzca: Una solidaridad trinacional inacabada

"GALEUZCA es una palabra que restringe en siglas los nombres de Galicia, Euskadi y Catalunya y abarca un movimiento de solidaridad y reivindicación de los partidos nacionalistas de la tres naciones con el fin de lograr en primera instancia mayores cotas de autogobierno y autonomía, articular un Estado federal o confederal o encaminarse directamente hacia la independencia.

El nombre de Galeuzca fue utilizado por primera vez por el líder catalanista Josep Conangla i Fontanilles el 31 de agosto de 1924 durante una conferencia pronunciada en el Centre Catalá de la Habana […] La historia de las relaciones trinacionales galaico-vasco-catalanas comienza el 11 de septiembre de 1923 con el sello de la TRIPLE ALIANZA en Barcelona. Con anterioridad las relaciones habían sido bilaterales, efímeras, puntuales y escasamente relevantes.

La TRIPLE ALIANZA tenía un carácter netamente independentista, con apelaciones a la vía armada en el caso de que el Estado español obstruyese cualquier posibilidad de sendero pacífico".

Y sigue el correo recibido:

-Bajo la apariencia romántica de defender el idioma gallego —también el catalán y el vasco— late un objetivo oculto, siniestro y nada inocente: el intento de destruir España, la nación más antigua de Europa. (a)

Para ello se cuenta con el empleo de tres potentes herramientas:

1) Los Estatutos de "nación". 

2) La babelización. Erradicación del idioma español, mediante la promoción forzada de las lenguas autóctonas, implantadas dictatorialmente, y si es preciso ilegalmente, mediante coacción, impidiendo ejercer el derecho constitucional a hablar el español, establecido en el artículo 3.1 de la constitución. 

Una actitud anticultural paralizante consiste en ocultar, o no tener en cuenta, el MILENIO DE LENGUA COMÚN (aproximado), ya que durante casi un milenio en toda la península Hispánica se habló el latín vulgar —el latín fue lengua oficial tanto con los romanos como en el reino de Hispania visigodo—, cuya unidad fue destruida con la invasión musulmana, apareciendo las lenguas romances como descomposición paulatina del latín vulgar, allá por el siglo décimo (los escritos más antiguos en gallego son posteriores), y como signo de decadencia cultural. 

Y también la ocultación de que con el final de la Edad Media, la conquista de Granada y la reunificación de España por los Reyes Católicos, a partir de los siglos XV-XVI el castellano se extendió (incorporando multitud de voces locales) por todas las ciudades de España, incluidas las de Cataluña y Galicia, y las de América, constituyéndose en idioma español y lengua de intercomunicación peninsular, permaneciendo en constante crecimiento su empleo hasta nuestros días. Dicho idioma lleva por tanto más de quinientos años utilizándose en Galicia por nuestros antepasados, y es tan gallego como el gallego.

En la actualidad una fuerte defensa de la lengua común, el idioma español, aceptando el bilingüismo pero no la eliminación del español, haría retroceder a las minorías separatistas y a sus apoyos encubiertos que pretenden sorprender la buena fe de los hablantes apelando a su emotividad y ocultando datos relevantes de la Historia. 

 3) Los referéndums de independencia o autodeterminación, siempre latentes.

Nota (a): El objetivo balcanizador no afecta solo a España, es mundialista, estando ya  concretado a finales del siglo XIX (se hablaba de la "exaltación de los etnicismos regionales para romper las naciones"), (existen mapas de aquella época, de la Europa regionalizada) y fue claramente expresado el 7 de  junio de 1991 en Baden-Baden (Alemania) por David Rockefeller:  "La soberanía supranacional de una élite intelectual y banquera es absolutamente preferible a la autodeterminación nacional practicada durante los siglos pasados".

Autor-compilación: Policronio
Publicado el 18 de marzo de 2008

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