viernes, 20 de julio de 2018

Ni Guerra de Irak, ni terroristas de Al-Qaeda, ni autoría intelectual

Parte de los acusados del 11M.

Tras el numerito montado por la sectaria Manjón esta mañana, amen de toda la bilis escupida por esta manipuladora en las últimas horas, por fin se dio lectura a una versión resumida de la sentencia más esperada de los últimos tiempos. Según dicha sentencia, leída un tanto teatralmente, a nuestro juicio, por el juez Del Olmo, no hay pruebas sobre la autoría intelectual, comenzando por Al-Qaeda, del atentado que llevó a Zapatero hasta Moncloa. Añadamos a ello que se ha absuelto a El Egipcio de todos los cargos que se le imputaban, que a Rafá Zouhier se le han fijado únicamente 10 años de prisión y que han quedado absueltos Antonio Toro, Carmen Toro y Mohamed Moussaten, entre otros.


Dicho lo cual, tengo para mí que seguimos desconociendo el verdadero origen de las masacres perpetradas en la capital de España en la mañana del 11 de marzo del 2004 y que, repetimos, dieron un golpe letal a la vida política española, sentando en la Presidencia del Gobierno a un personaje tan nefasto y mediocre como José Luis Rodríguez Zapatero, Zetapé o Zeta, personaje que se ha sentado a hablar con ETA de espaldas a los españoles y que ha entregado a Cataluña un Estatuto claramente antinacional.

La sentencia del 11-M no ha podido condenar a nadie como el ideólogo o autor intelectual de las masacres. Este punto no deja de ser relevante, pues Zeta acaba de decir institucional y engoladamente, como es habitual en él, que todo está dicho. Precisamente muy pocas cosas han quedado completamente cerradas, empezando por la propia procedencia de los explosivos. Porque una cosa es que se haya respaldado la tesis oficial al 80%, tampoco más, y otra es que los jueces de la Audiencia Nacional hayan demostrado clara y contundentemente sus teorías. Así se desprende de algunos comentarios del juez Del Olmo, quien pasaba sobre algunas pruebas teóricamente determinantes con argumentos como que poco importaba si se demostraba o no la certeza de dichas pruebas, puestas en el contexto general del atentado.

Por lo visto, desconocer si el explosivo que estalló en los trenes es uno u otro no impide asegurar que procedía de Mina Conchita. Porque, amigos de Batiburrillo, parece que la autoría del múltiple atentado procede de Mina Conchita. No ha quedado claro si de algún minero, de algún traficante de explosivos o de algún espíritu astur. Parece pues, hablando un poco más en serio, que no hay ideólogos, comenzando por el propio Rabei Osman 'Mohamed El Egipcio', acusado hasta la fecha de ser uno de los principales diseñadores del salvaje atentado terrorista.

Luego está lo de la Guerra de Irak. El PSOE y Pilar Manjón lo repiten hasta la saciedad, amenazas incluídas: el origen del atentado fue la intervención española en la Guerra de Irak. A saber: la reconstrucción de más de cien escuelas, una veintena de hospitales y otros tantos edificios municipales, amen de la detención de peligrosos delincuentes y destrucción de más de 60.000 bombas, minas y artefactos explosivos. Pues bien, de la Guerra de Irak, nada de nada.

Eso sí, sobre las llamadas "pruebas falsas", decir que han pasado por encima de ellas como una apisonadora. Si se pueden desmontar, bien; si no, igualmente bien. Aquí nadie se sale de la instrucción para no mosquear a las autoridades públicas. 

Autor: Smith
Publicado el 31 de octubre de 2007

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