Alguna de estas criaturitas no perteneció al Club de los "cagones". |
Bien es cierto que la educación que me dieron mis padres no fue ni mucho menos la mejor. Fíjate que con cuatro años ya me obligaban a leer y escribir, con la ayuda de la señorita Mercedes, que Dios guarde en su Gloria. Luego soy de la escuela de los “cagones”, que es como nos llamaban a los que comenzamos a conocer las letras sin que al tiempo retuviésemos lo suficiente nuestras emisiones más íntimas. Por cierto, no vayas a pensar en tu ignorancia “concetual” que aquella señorita fuera mi niñera-institutriz de familia de posibles, sino una maestra jubilada a la que algunos padres le daban 10 pesetas al mes para que nos comenzase a enseñar.
Otra cosa fue el preescolar de mi niña grande, que no la dejaban leer todo lo que le hubiera gustado. Claro que ni puto caso, y a estas alturas ya se ha leído más libros de los que tú vas a leer en tu vida. Con gran provecho para ella y algo menos para Bush, que lo pone verde, aunque sea cosa de la edad y ya se le pasará, como se me pasó a mí lo de “OTAN no, bases fuera”. Y es que nada más fue oír a un sociolisto aquello de “to pal pueblo”, cuando me dio por multiplicar por cero porque las cuentas no me cuadraban, y hasta aquí.
El caso es que mis padres jamás, ni por asomo, me permitieron que me riera de los defectos ajenos, “entretente con los tuyos, que ya es bastante”, me decían. Eso mismo le he enseñado a mis hijas, “niñas, reírse de uno mismo es deporte olímpico”. Por ello, siempre me he guardado de decirte cuatro cosas que pudieran ofenderte en tu más estricta..., digamos... personalidad privada. Eso es.
Sin embargo, en lo que respecta al Secretario de Organización del principal partido del Frente Popular, ese PZOE que nos desgobierna, el asunto debe tener un reverso forzoso: la reciprocidad. Yo no me río de tus singracias y tú, necesitado de logopeda, no insultas a mi inteligencia. ¿A cuento de qué viene que los votantes del PP propicien la derrota de Rajoy, según tus afirmaciones?
Mira Pepiño, vago más que vago: Cuando aprendas a decir concepto y no conceto, cuando acabes la carrera de Derecho o cualquier otra, cuando te cambies esas gafas del cuaternario —háztelo mirar por de la Vogue— y además seas capaz de ligarte a Leire Pajín, cantando el guantanamera al piano, con acompañamiento a las maracas de Moratinos, mientras la Trini sirve un par de mojitos con “asúcar” de caña, entonces y sólo entonces... votaré a Rosa Díez.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 9 de diciembre de 2007
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