Aeropuerto de Ciudad Real, cerrado e inactivo desde abril de 2012. |
Considerarse liberal no supone, necesariamente, mostrarse de acuerdo con cualquier decisión estrafalaria —fuera de toda lógica—, por muy privada que sea y que adopten los cantamañanas, cuanto más si esa decisión está secundada por un grupo de políticos oportunistas que buscan provecho propio a cuenta de terceros e incurren poco menos que en una estafa anunciada. Veamos el tema:
Madrid-Sur es el nombre que el gobierno de Castilla-La Mancha quiere darle a un Aeropuerto privado que se ubicará en Ciudad Real, a unos 170 kilómetros en línea recta de la capital de España. Se intenta justificar el nombre mediante el siguiente subterfugio: 'A efectos de un gran lanzamiento internacional, el nombre ayuda, y facilita el contacto'.
¿Dónde veo yo la estafa? En que se tratará de un aeropuerto más bien destinado a las líneas de bajo coste —ninguna compañía de bandera se la juega en este tipo de aventuras— y desde donde el viajero desinformado, aterrizado en pleno páramo, luego deberá realizar un viaje de alrededor de tres horas, previo pago del billete correspondiente, para desplazarse en algún medio hasta Madrid, lo que no facilitará precisamente el contacto que anuncian y mucho menos el arraigo de los siempre necesarios usuarios habituales.
Puestos a ponerle un nombre llamativo al que podría haber sido un estupendo “Don Quijote”, por qué no llamarle directamente London-South-South (así, en inglés) o Roma-Oeste. Claro que siempre cabe la posibilidad de indicar como reclamo el nombre de Moscú-Alrededores y vender paquetes turísticos para visitar el Kremlin. Aprovechando la iniciativa, estoy pensando en enviarle una carta al gobierno regional de Murcia para sugerirle que al próximo aeropuerto de Corbera, entre Cartagena y Murcia, lo denominen Santiago de Compostela-Sureste. Algún peregrino despistado caerá que necesite donde alojarse y donde comer por el módico precio de 100 euros/día. Los murcianos que se dediquen a la hostelería se van a forrar, igual que algunos manchegos con no poca iniciativa.
Este es, sin duda, el típico caso de picaresca española que pretende a todas luces el uso del “tente mientras cobro”. Los promotores del aeropuerto privado de Ciudad Real hablan de 2.5 millones de viajeros al año. ¿Habrán tenido en cuenta que al año siguiente deberán ser otros 2.5 millones distintos porque los primeros se considerarán estafados? Claro que siempre cabe esperar que las leyes del mercado solucionen el asunto y la empresa promotora acabe en la ruina, lo malo es que mientras tanto se habrán perdido por el camino una serie de subvenciones que el Gobierno regional, cooperador necesario de la insensatez, les habrá concedido.
Autor: Policronio
Publicado el 18 de agosto de 2007
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