Pase que a cualquier pelamingas, como al célebre descubridor de la Orden de la Meada, se le toleren sus impertinencias y gracietas. Pero de todo un Jefe del Estado, que parece llevarse fenomenal con el descubridor de la Orden de la Meada, se espera que mantenga el tipo y la neutralidad, máxime con quienes defienden con uñas y dientes la Constitución que en el frontispicio del sistema político a él le coloca. Lamentablemente, Juan Carlos I el Día de la Hispanidad ha actuado como lo que es, como un Borbón, saludando gélidamente a Rajoy y efusivamente a Zapatero y Gallardón.
De Juan Carlos I se han dicho y escrito infinidad de cosas. De algunas de ellas me estoy acordando en las últimas horas: la certeza moral de infinidad de militares de que Armada no organiza ni borracho el 23-F sin conocimiento del Rey; que Tejero dio las novedades a Alcalá-Galiano aquella noche, indicando que sólo obedecería órdenes del monárquico Milan del Bosch o del propio Rey; que Tarradellas se reunió días antes con Juan Carlos y se le escapó aquello del "golpe de timón"... En fin, para qué seguir.
El caso es que, una vez más, Juan Carlos se ha vuelto a distinguir por su afecto hacia la izquierda del PSOE y del PP (Gallardón), afrentando a Mariano Rajoy, exactamente de la misma manera que hacía con José María Aznar en tiempos de Felipe González. O sea, tocando las narices a media España. El felipismo... ¡qué tiempos aquellos! Recuerdo que cuando se empezó a hablar de la "X" de los GAL, de "Mister X", etc. hubo a quien un día se le ocurrió una idea muy pero que muy sencilla... ¿Podía actuar Sancristobal sin conocimiento de Vera? No. ¿Y Vera sin conocimiento de Barrionuevo? Tampoco. ¿Y Barrionuevo sin conocimiento de Felipe? ¡Imposible! ¿Y Felipe sin conocimiento de Juan Carlos? Hmmmm...
Dicho lo cual, cada día soy más republicano. De los de Bush, claro, no de los de Carod.
Autor: Smith
Publicado el 15 de octubre de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.