lunes, 16 de julio de 2018

Duelo de farsantes

Zapatero-Ibarretxe, ¡menudo par de dos!

Zapatero e Ibarretxe se verán hoy las caras. Mejor dicho, a ZP y a Mister Spock les veremos hoy representar la parte tramoyista de lo que, a buen seguro, decidieron ya durante una reunión secreta en agosto de este mismo año. ¿Qué se acordó entonces? Sencillo: Dejarse ver en octubre y aparentar una larga sesión de diálogo de fierabrás. Porque el diálogo, al decir de una tal Gemma Nierga, que lo pedía a gritos ante el cadáver aún caliente del socialista Ernest Lluch —a su vez otro paladín entusiasta del diálogo—, es el único remedio contra cualquier discrepante a condición de que no sea del PP.


Sí, hoy se representará la escena del seráfico diálogo, algo que decididamente es, cuando de totalitarios se trata, una actitud sobradamente estéril por la que sólo pueden apostar los que pretenden venderla como el mejor de los ungüentos para majaderos, que son los que esperan ver cómo les surge el pelo en la calva al aplicase la pócima. Una actitud esta, la de los falsos dialogadores, que solamente esperan que la propaganda que se deriva de semejante farsa beneficie a sus respectivas aventuras políticas.

Porque esa es la clave, nos hallamos ante dos aventureros que de continuo orillan la Ley, cuando no la incumplen con descaro, y encima lo hacen con la desfachatez suficiente para tratar de revestir sus decisiones con ropaje democrático. El uno, concediéndoles en apariencia la palabra a los vascos y vascas e ignorando expresamente que sus convecinos, en el caso de tener que pronunciarse al respecto, deberían emitir sus opiniones poco menos que con la Parabellum en el cogote. El otro, dando por supuesto que a la hora de decidir el modelo de Estado, ¡nada menos!, la Constitución española ni siquiera tiene por qué considerarse orientativa; al parecer, para cambiar el modelo constitucional, le basta cualquier estatuto acordado mano a mano, a poder ser a altas horas de la madrugada y apedreando previamente las farolas, con su cismático visitante de turno. 

Nos hemos situado, pues, ante dos farsantes de marca mayor, ambos con poder, ambos con malos instintos, ambos embadurnados de grasa industrial para que la Ley suprema les resbale hasta los pies y ambos, en fin, de lo más propenso al golpe bajo, por no llamarlo directamente golpe de Estado. ZP jugó hace poco a sorprenderse ante la prensa —“Ibarretxe me va a escuchar”— de la convocatoria del mismo referéndum que el nazi sabiniano le había anunciado ya en agosto. Ibarretxe, por su parte, simulará ahora que sólo se trata de una consulta no vinculante, asumida sonrientemente por su interlocutor monclovita, que para evitar darle un “No” rotundo afirmará que no es posible su realización y que, en todo caso, posee el mismo valor que si se tratase de averiguar el tipo de dentífrico más usado en el País Vasco.

Si bien lo cierto es que el señor de los vascos y las vascas, una vez fuera de plano de las cámaras, no dejará de frotarse las manos a cuenta del bobo solemne. Éste, mientras le sonríe en la despedida, se limitará a decir para sus adentros: ¡Ya verás, ya! Eso sí, luego el peneuvista venderá en su comunidad que el tema de la independencia de España es algo hecho y que sólo cabe decidir el tipo de relación, de índole confederal, que más le convenga al empresariado vasco. Entretanto, todo un año por delante y unas elecciones generales de por medio que servirán para que ambos escenifiquen una gran firmeza ante sus correligionarios y oculten la intención final, perfectamente digna de este par de dos, de apuñalar con saña al oponente. 

Pero que nadie se llame a engaño dentro del submundo abertzale y suponga que el señor de las boinas nazis tiene a tiro su objetivo. En esta visita de hoy a la Moncloa, Zapatero responderá a Ibarretxe con todo un “Ni” así de grande —que los imaginativos se representen al prohombre “rojo” con los dos brazos bien extendidos—, un “Ni” siempre en espera de averiguar si los votos del PNV le son necesarios para formar gobierno dentro de unos pocos meses. Para esa fecha, si no los precisa por haber sacado mayoría suficiente o bien puede respaldarse en los mismos socios que ahora, volverá a cogerse de la cintura con los terroristas de la ETA, a los que igualmente intentará engañar sobre la base de pájaros volando, y a cuyo brazo político habrá excarcelado poco antes y vuelto a declararle “hombre de paz”. Eso sí, a Ibarretxe que le vayan dando por donde amargan los pepinos. Creo que todo esto será así, y lo creo a partir de una intuición vehemente que se apoya en la más profunda trayectoria de doblez, muy contrastada a estas alturas, que podría adjudicársele a un gobernante. Una lamentable trayectoria de la que se deduce que ZP es peor bicho y bastante más traicionero que cualquier otro político español, vascos y vascas incluidos. 

Si ha de suceder algo distinto a lo aquí expuesto, lo sabremos a no tardar. Pero me extrañaría, de ahí que me haya permitido escribir este artículo cuando los dos cucos aún se encuentran en el nido. 

Autor: Policronio
Publicado el 16 de octubre de 2007

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