jueves, 26 de julio de 2018

Contribución a la "Memoria Histórica": La revolución social (y V)


La corrupción

Cuando a los políticos se les ha dado carta blanca, la corrupción se ha abatido sobre España. Es pavoroso el panorama que se contempla al leer los periódicos, como pavoroso el porvenir que para España auguran las señales. Hemos estado viviendo de los ahorros. Ahora, estos se han acabado y nos sostenemos empeñándonos, pero el endeudamiento tiene un límite y los augurios no son optimistas. Parece que tal límite esta próximo. Y la economía es la que trae la guerra. ¿Estamos abocados a otro 18 de julio, cuando el pueblo se encuentre en la misma situación que entonces? ¿Qué hará cuando les hayan sido arrebatadas sus casas por no poder pagar las hipotecas y no tengan que comer? Desde luego que corrupción siempre hubo, pero no en la extensión actual. El origen de la palabra "estraperlo", que no todos conocen, es el siguiente:


El estraperlo


El straperlo era una máquina de juego (ruleta) inventada en 1934 por dos sujetos, uno apellidado Strauss y el otro Perlo, que estaba amañada para que ganase la banca en forma desproporcionada. En 1935, en sus gestiones para conseguir la introducción de la máquina en el Kursaal de San Sebastián, regalaron un reloj de oro, valorado en 6.000 pesetas, de las de entonces, a Aurelio Lerroux, sobrino e hijo adoptivo de don Alejandro Lerroux (éste no tenía hijos biológicos), presidente del Partido Radical. El sobrinito, bala perdida, prometió llevar a cabo las gestiones al efecto, gestiones que fracasaron, pues don Alejandro se negó a ello. Strauss y Perlo insistieron y enviaron a don Alejandro una carta amenazando con airear los trapicheos de su sobrino. Dicha carta, una vez abierta, fue a la papelera.

Don Alejandro era primo de doña Matilde Soler Lerroux, abuela de mi mujer. La madre de ésta, doña Matilde Gutiérrez Soler, republicana de corazón, era franquista hasta la exaltación. Los dos estafadores se pusieron en marcha y el hecho trascendió. El Partido Radical, el más poderoso de la época, se fue al traste y tal vez la consecuencia de ello fue el triunfo conseguido en 1936 por el Frente Popular, que supuso el abatimiento de la catástrofe sobre España. Seis mil pesetas de entonces podían ser unos 24.000 euros de ahora. Una insignificancia para un político corrupto de estos tiempos.

Los enchufes

Como antes he escrito, y no es ningún descubrimiento, siempre hubo corrupción. Pero nunca extendida hasta los límites que actualmente lo está. Parece que se hace sin recato, hasta el extremo de poder suponer que si se pretende reprochar a alguien sus "negocios", parece que vaya a responder: "Sí, robo. ¿Y qué? Ándese con ojo, que se le puede caer el pelo". Durante la II República, surgió la palabra enchufista, aplicada a personas que, generalmente por influencias políticas, desempeñaban simultáneamente numerosos cargos (enchufes), de los que cobraba el correspondiente sueldo pero que, por falta material de tiempo, desatendía. El más celebre personaje calificado como enchufista, fue el socialista don Manuel Cordero, que era diputado del Congreso (¿?) y concejal por Madrid (¿?). Pero, al menos, había algún recato.

Autor: Rogelio Latorre Silva
Publicado el 18 de noviembre de 2007

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