Según cuenta El Confidencial Digital, las invitaciones para la tribuna de los altos mandos militares o sus familiares del desfile del día 12 de octubre, Fiesta Nacional —por si alguno lo había olvidado—, se encuentran en una situación parecida a la que ha tenido hasta ahora el BMW del Chino: Missing. Si se tiene en cuenta el espanto patológico de ZP ante la posibilidad de que se repitan los abucheos de años anteriores, no sería de extrañar que las invitaciones acabasen por repartírselas a los de ANV-Batasuna-ETA, que exhibirían ikurriñas y alguna cruz gamada arabesca; a los de ERC-Terra Lliure, que irían a la tribuna envueltos en esteladas y quemarían un gran mosaico del Rey, exhibiendo primero, al paso de la Legión, el reverso de esas mismas fotos, donde podría apreciarse otro mosaico con el lema “Catalunya is not Spain”, y al propio Partido comunista, cuyos miembros desplegarían una gran bandera republicana con un claro mensaje en la parte inferior: “Fascista el que lo lea”.
Eso sí, en una triple labor exegética, de contenido histórico, educativo y necesariamente promocional —siempre en beneficio del pueblo, por supuesto: ¡To p’al pueblo!—, las Juventudes Socialistas ocuparían las primeras filas de esa tribuna de invitados y arrojarían ofrendas al paso de nuestras tropas. No serían pétalos de rosa para los veteranos, al modo clásico, ni confites para los más jóvenes de ellos, como sucede en las bodas y otras celebraciones. No, los chicos de las JJ.SS. les arrojarían a nuestros hombres y al público en general unos vistosos trípticos, perfectamente ilustrados, donde quedasen reflejadas la excelencia de la Ley de Memoria Histórica, la insoslayable necesidad pedagógica de la Educación para la Ciudadanía y la conveniencia para la nación española —“concepto discutido y discutible”— de volver a votar a ZP, el gran estadista de nuestro tiempo. Votación que debería acometerse de un modo unánime, como un solo hombre, y además bien convencidos de que no hay alternativa lógica posible, salvo que se pretenda votar a la derecha extrema, clerical y caciquil.
Todo lo antedicho es, como se habrá percatado el agudo lector, una plétora de exageraciones que afortunadamente no se llevará a término, aunque no por falta de que ZP desease algo distinto para ese día. Así, pues, los dos párrafos anteriores son lo que se conoce como una hipérbole continuada. Pero que conste que, en el fondo, los que finalmente asistan a la tribuna de la discordia, vistan uniforme o no, si en realidad disponen de invitación no andarán muy lejos de poseer la misma mentalidad que los virtuales exhibidores de banderas no acordes al acto o de los arrojadores de trípticos propagandísticos: Habrán sido seleccionados de entre un personal militar, o sus familiares, propensos a no hacerle ascos al ascenso por razones políticas. De modo que, bien comparado, el que pretenda conseguir invitaciones para el desfile militar de la Fiesta Nacional —repitámoslo, Fiesta Nacional—, que haga como aquel comisario de policía que preparó su declaración del 11-M en la sede del PSOE en Ferraz. Porque seguramente será en la calle Ferraz, previo test de idoneidad supervisado por el propio Pepiño, el sitio donde se repartirán bastantes de las invitaciones para el desfile del 12-O.
¿Silbará este año la tribuna a Zapatero? Estoy deseando verlo. Si es que sí, unos cuantos militares habrán demostrado que los tienen bien puestos y que no les arredra la misión imposible de lograr la invitación, o alternativamente de ocupar en un acto recio cualquiera de los espacios vacíos que probablemente queden. Si es que no, se habrá demostrado que en menos de cuatro años el bobo solemne ha sido capaz de manipular igualmente a nuestras Fuerzas Armadas, proveyéndose en vísperas electorales del personal necesario que interponer a sus vergüenzas. Una manipulación, en resumidas cuentas, que afectará no solamente a la Unidad Militar de Emergencia (UME), guardia de corps creada por ZP para sí y ante sí, a la que cada año se destina lo mejor del presupuesto público, mientras desmantela o mantiene en cuadros a otras unidades de los tres ejércitos y de las fuerzas y cuerpos de seguridad, incluidas las que se encuentran desplazadas en el extranjero.
Autor: Policronio
Publicado el 10 de octubre de 2007
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