Domingo Urtasun, párroco de Mendavia |
A través de uno de los lectores habituales de Batiburrillo nos ha llegado esta carta del párroco de la villa de Mendavia (Navarra). La insertamos en nuestro blog al considerarla de gran interés por lo que en ella se dice, también como homenaje a la postura valiente de quien la escribe y por demostrarse una vez más a qué clase de alimañas ha legalizado conscientemente Zapatero, algo que se evidencia en esta frase de la misiva etarra recibida por el párroco: “¡Qué más da cómo nos llamen los fascistas!” Es decir, para quienes usan el más depurado de los métodos dictatoriales, multitud de asesinatos incluidos, los fascistas son los otros. Del mismo modo que para el radical ZP, sedicente rojo, el Partido Popular representa a la derecha extrema. Una derecha extrema, por cierto, que a decir de los resultados de las últimas elecciones, es más abundante que la extrema izquierda que apoya al menesteroso intelectual que ahora manda.
Si eres una persona que ama la libertad, no dejes caer la carta en saco roto. Moléstate y difúndela cuanto puedas. Es la única forma de ir desenmascarando a las hienas de las pistolas y a los inmorales que las legalizan. Quizá así, ambos grupos de delincuentes acaben algún día donde se merecen: entre barrotes y por una larga temporada. He aquí la carta:
A quien concierna
He recibido una carta sin remite y sin firma, a la que contesto públicamente, con la esperanza de que sea leída por los interesados.
Mi primera impresión fue de sorpresa. Pero después de releerla detenidamente no dudé en pensar que lo que tenía en mis manos era un panfleto del más rancio corte estalinista. Esto se desprende ya desde el primer párrafo que dice literalmente: «Nos dirigimos a Vd. porque venimos constatando su inhibición y escaso interés en la defensa de la Iglesia Vasca». ¿Desde cuándo existe la «iglesia vasca»? ¿Quién es el fundador de tal iglesia? ¿Quiénes son sus autoridades? ¿En qué lugar de Euskal Herría residen?... No alarguemos inútilmente este interrogatorio. Yo he sido bautizado en la Iglesia Católica, que tiene su origen y fundamento en Jesucristo. Mi Obispo y el Papa son mis autoridades. Y todos mis esfuerzos están orientados en esa dirección. Por otra parte, ¿quiénes son Uds. para pretender «obligarme a trabajar más activamente por una Euskal Herría libre, soberana e independiente», como afirman en su carta? Desde mi infancia aprendí que mi patria es España. En ella he crecido, en ella vivo y en ella espero morir, si Dios quiere. No estoy, en absoluto, por la labor de establecer nuevas fronteras, sino más bien por derribar muros y mugas que nos separen.
Tienen la desfachatez de señalarme algunas tareas, como por ejemplo: «poner nombres vascos a los que se bautizan». Señores míos, ¿de verdad que hablan en serio? ¿Estarían dispuestos a aceptar que el cura pusiera los nombres a sus hijos? No me lo puedo creer. Para darle consistencia a tan absurda proposición citan «el comportamiento ejemplar de muchos curas patriotas». Yo pensaba que este lenguaje obsoleto y arcaico, y este afán por promover «iglesias patriotas», sólo se daba en la extinta Unión Soviética y en los países de su órbita comunista, sin excluir la China de Mao Tse-Tung. Esto me suena a manual de Marxismo-Leninismo para principiantes.
Finalmente, su atrevimiento llega hasta «pedirme, también, el voto para H.B. ¡Qué más da cómo nos llamen los fascistas…!» Pues va a ser que no. Sería lo último que se me pudiera ocurrir. ¿Cómo voy a votar por quienes no son capaces de condenar la violencia que asesina indiscriminadamente, y no sienten ningún escrúpulo al profanar los humildes monumentos que el pueblo erige en recuerdo de las víctimas del terrorismo, como acaba de suceder en Berriozar con el monumento a Francisco Casanova, a quien me correspondió enterrar? Es como volver a asesinarlo de nuevo. De verdad que no me resulta ilusionante colaborar con sujetos de semejante catadura moral.
Domingo Urtasun, párroco de Mendavia
Presentación y compilación: Policronio
Publicado el 30 de mayo de 2007
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