miércoles, 20 de junio de 2018

Teresita, la Vice-Vogue, pura filfa

A la izquierda, María Teresa Fernández de la Vega. A la derecha, un familiar lejano de la anterior; tal vez, su sobrina-nieta. 

Quizá como resultado de que ZP nos parece a algunos un perfecto majadero, y que recae sobre él la mayor parte del desprecio que sentimos los no asilvestrados por la “Progresía”, la vicepresidenta del Gobierno ha venido gozando de una relativa buena prensa. En las encuestas se la valora bien, mucho mejor que al resto de sus colegas de Gabinete, lo cual no supone un excesivo mérito visto el pelaje intelectual de ese manojo de indocumentados que ocupan los ministerios y secretarías. Pero si uno la oye con cierto espíritu crítico en sus comparecencias tras los consejos de ministros, o bien la escucha en alguno de esos mítines donde todo socialista a 200 kilómetros a la redonda está obligado a asistir para hacer bulto y aplaudir a rabiar, entonces advierte la escasez de recursos que la dama atesora codiciosamente —recaudadores de la nada— y las cuatros consignas que siempre nos dispensa a modo de papagayo momificado. Que el día menos pensado la vemos subida en el hombre de ZP, como un lorito de bucanero, en la sala de prensa de la Moncloa.


Ayer viernes, sin ir más lejos, la Vice-Vogue rizó el rizo de la estafa argumental, ya que no dudó en tomarnos de nuevo por tontos —que hay que echarle morro para aplicar tanto ultraje de una tacada a más de 40 millones de españoles— y en utilizar, en relación a los delincuentes De Juana y Otegi, exactamente las mismas palabras que hace unos meses le valieron para declararles ‘hombres de paz’ y liberarlos: “La defensa de la Ley y el Estado de Derecho”. Porque, en efecto, se trata de los mismos criminales a los que ahora, sin que hayan cometido nuevos delitos, se les ha enviado a meditar en el talego; uno, sobre las bondades de los regímenes dietéticos; el otro, sobre lo acertado de la frase ¿esto lo sabe el Fiscal?

Así que nos encontramos con una frasecilla que a Teresita lo mismo le vale para un roto que para un descosido y que ella no duda en usarla como un asombroso comodín quitamanchas, o sea, para ocultar el pringue que destilan unas decisiones gubernativas tan inicuas. Y encima suena bien, porque si hablas de “Ley” y “Estado de Derecho”, pero al mismo tiempo omites que tu gobierno los ha conculcado, parece como si se te llenara la boca y tu frase se esculpiera directamente en mármol, destinada a la posteridad. ¿Se puede ser más farsante? Sí, se puede, puesto que en esa misma comparecencia nos obsequió con otra de las frases a las que la obliga el libro de estilo de este gobierno de falsarios y que ella repite con no poco entusiasmo: “El Partido Popular ha roto todos los precedentes de los últimos 30 años de manera desleal e irresponsable. Y esto no puede volver a pasar”

El Partido Popular, so embaucadora, no se ha movido ni un milímetro de la Ley de Partidos, el Pacto Antiterrorista y la Constitución. Es decir, de la lealtad a la Ley y, en consecuencia, de su derecho a la denuncia de las inmoralidades políticas que practicáis vosotros. Si aquí ha habido algún grupo de desleales, no ya con la Oposición, sino con la propia idea de la Nación española, esos habéis sido los del gobierno socialista, que bajo cuerda y apedreando las farolas no habéis interrumpido en ningún momento la negociación con los asesinos ni la idea conspirativa de expulsar de la vida pública a cuantos aún conservan el respeto a la patria. Sí, hipocritona, las mentirosas frases que te he citado, y que te he oído proferir de continuo desde hace años, son las que te afrentan y te convierten en una tipa de lo más asimilable a los de tu calaña. De modo que no me explico de dónde pueden salir los resultados de unas encuestas que la realidad desmiente de inmediato. A menos… A menos que te ocurra lo mismo que al castizo, especialmente cuando decía: “Si me miro, no estoy mal; ahora, ¡si me comparo! Y a ti se ve que te comparan con lo peor de esa patulea de zoquetes que tienes a tu alrededor. En pocas palabras: Una pura filfa, al fin y al cabo.

Autor: Policronio
Publicado el 9 de junio de 2007

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