No puede estar más claro que esta gente pasaba hambre. |
Nadie puede negar que en la España de la II República se pasaba mucha hambre. Nadie. Los índices de pobreza y analfabetismo eran sencillamente desoladores. Ni siquiera lo negarán los de la siniestra, que por mucho que nos vendan las maravillas de ese régimen fabricado a la hechura frentepopulista, no les queda más remedio que hablar de las penurias sociales para arremeter, eso sí, contra la "canalla fascista" de la época. A saber: Iglesia, Ejército, burguesía, aristocracia y, ¡como no! la extrema derecha, a la que ahora llaman "derecha extrema", para que nadie se ofenda.
Pero he aquí que si los sociatas de la instauración juancarlista se forraron mientras decían que su partido era el de los "Cien años de honradez", los frentepopulistas de la II República se hinchaban a comer en plan refinado mientras sus votantes, las grandes masas de campesinos y proletarios, pasaban las de Caín para poder llenar su plato con unas tristes lentejas o habichuelas.
Así se escribe la historia. Los tres "elementos", Azaña, Prieto y Negrín, estaban más hinchados que una morsa. Cuenta el propio Indalecio Prieto en sus memorias que el Doctor Negrín cenaba dos o tres veces en distintos lugares, que engullía los botes de aspirinas de dos en dos, que igualmente bebía las botellas a pares con preferencia por el champán sin descartar el vino y que ya puesto a disfrutar por duplicado también gustaba de hacerse acompañar en la cama por dos mujeres. Los vencedores le acusaron de irse frecuentemente de fulanas a París y Londres mientras ocupaba la cartera de Hacienda. Ya ven cómo les iban los vicios "burgueses" a esta pandilla de descerebrados.
Sin más comentarios.
Autor: Smith
Publicado el 18 de junio de 2007
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