lunes, 11 de junio de 2018

Rajoy debe ceder Navarra para que España no la pierda

Miguel Sanz Sesma (Corella, Navarra, 16 de septiembre de 1952) es un político español que fue Presidente del Gobierno de Navarra entre 1996 y 2011 por el partido UPN.

El gran problema que afecta a ZP es un autismo profundo provocado por el rencor. Ese enorme defecto le impide percibir que determinadas decisiones sólo pueden redundar no ya en perjuicio de la nación española, asunto que no parece importarle demasiado, sino incluso en un peligroso deterioro de su propio partido. Veamos. Si se confirmara que Zapatero ha dado vía libre para formar una coalición de gobierno en Navarra con los sediciosos de Nafarroa Bai —he estado a punto de denominarlos filoetarras—, y que además lo ha hecho contra la opinión de sus principales consejeros, entre los que se contaría Rubalcaba, nos hallaríamos ante un ejemplo más de ese espíritu infantiloide que le caracteriza y con el que pretende hacernos partícipes de una realidad que sólo figura en su mente. Una realidad envuelta en la más pura ficción, según la cual él se ve perfectamente capaz de calmar a las fieras hambrientas, más conocidas como los criminales etarras, y de paso vengarse de sus adversarios políticos. Y además cree que puede realizar esa gran faena a coste cero. 


Que ZP es un tipo fantasioso es algo demostrado por ese gran afán suyo de considerar respetables y fiables a quienes no lo son ni tienen intención de serlo, como por ejemplo los fulanos nacional-separatistas con los que viene pactando desde hace años. Ya no hablemos de sus pactos con la escoria terrorista. Que además posee un espíritu infantiloide, tremendamente alejado de la personalidad deseable para un presidente de Gobierno, también es una característica que en él se repite a menudo y que ha puesto en evidencia recientemente al decirle a Rajoy que si quiere un pacto en Navarra primero debe disculparse. Dicho en lenguaje pueril, vendría a ser: “No ‘teajunto’ si no dices que mi dibujo es más guay”. Y es que hay que echarle narices a quien pretende una disculpa del líder de otro partido como si en el propio todos fueran nenes buenecitos y no existieran los insultadores profesionales desde Alfonso Guerra para acá —treinta años nos contemplan—, pasando por los Pepiños, los Bermejos, los Rubalcabas… e incluso el propio ZP, que fue el primero que calificó al PP como “la derecha extrema”. No hijo, no, en el caso más favorable para el PSOE, digamos que los dos partidos principales, e incluso todos contra todos, llevan insultándose mutuamente desde la muerte del dictador.  

Lo que ocurre aquí es que cualquier pacto que pueda hacerse con ZP, incluso si mediaran las disculpas que el niñato pretende, es poco menos que papel mojado, como daría fe de ello el convergente Mas, ese amigo de los notarios que llegó a recibir la promesa zapaterina de que el Tripartito catalán no se reeditaría. Y ya vemos lo que ha pasado en la “Generalitat” catalana. Así pues, en el caso de Rajoy, yo no me fiaría demasiado de Zapatero incluso si se acordase por escrito un pacto de gobernabilidad para toda la legislatura en Navarra, como Mariano pretende. Porque la Ley de Partidos y el Pacto Antiterrorista, que teóricamente siguen en vigor, no pudieron figurar más por escrito de lo que estaban, incluso refrendado en las Cortes, y hoy se sabe que el inmoral solemne los firmaba con una mano y con la otra acordaba un plan muy distinto con la banda de asesinos etarras. De modo que… de fiarse, nada de nada, porque ZP tiene un horizonte claro, como es el de llegar lo menos tocado posible a las generales, y un acuerdo por Navarra duraría justo hasta el día siguiente si esas elecciones las volvieran a ganar los socialistas o estuviesen en disposición de gobernar con su actual “totum revolutum” de socios. 

Por lo tanto, aprovechando el autismo de un personaje tan poco perspicaz y con tanta malicia, lo mejor que podría hacer Rajoy es desafiarle a que los socialistas pactasen no sólo con Nafarroa Bai para Navarra, sino con los mismísimos etarras de la ANV para el Ayuntamiento de Pamplona. Sería una forma descarada de mostrarles a los electores de toda España con quién nos jugamos los cuartos, circunstancia que bien aprovechada por los populares —alguna vez acertarán en algo—, podría llevarlos bastante cerca de la mayoría absoluta en las siguientes generales. Y mientras, por si acaso, a mimar en lo que se pueda a los de Coalición Canaria, con los que establecería ya un pacto para dejar en la cuneta al socialista López Aguilar, y los de CiU, en especial a Durán i Lleida, ese político de Unió que desde hace años quiere llegar a ministro a como dé lugar.

¿Qué inconvenientes tendría un plan provocativo semejante si Rajoy decidiese afrontarlo? Para Navarra casi todos, empezando porque sus dos administraciones principales quedarían en manos de gente sin escrúpulos. Sin embargo, creo que es mucho mayor el peligro para todos, especialmente para Navarra, darle vidilla o sensación de normalidad institucional a un tipo tan farsante como Zapatero y que las próximas elecciones generales las pudiera ganar otra vez, en cuyo caso probablemente habría referéndum y apaño para crear un ente Vasco-Navarro, cosa que no sucedería si al frente del Gobierno de España se hallaran los populares, porque es el gobierno nacional el que debe autorizar cualquier consulta a los ciudadanos, incluso si ésta es de ámbito autonómico. En resumen, tanto en un caso como en el otro, me temo que Navarra será la gran sacrificada. Si bien, siempre será mejor una legislatura tiránica, en la que se evidencien las fechorías socialistas-nafarroistas que les sirvan de vacuna, que una entrega indefinida al nacional-criminalismo vasco de la ETA. Espero que se me haya entendido. No es más que la ley del mal menor, por la que tantas veces abogo en mis escritos. 

Autor: Policronio
Publicado el 31 de mayo de 2007

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