Si hay un individuo especialmente inmoral, dañino y farsante dentro de esa tropa de facinerosos socialistas que ocupa el poder —no confundir con el socialismo decente—, este no es otro que el torpe e iletrado Pepiño, secretario de Organización de un partido político echado al monte y a la orgía callejera dos años antes de que ganara las últimas elecciones generales en España, algo que hizo ilegalmente al no respetar el período de reflexión cuando arengó a sus militantes, vía SMS, para que asaltasen las sedes populares y cubriesen de infundios al gobierno de Aznar.
Desde entonces, este sectario sujeto no ha parado de acusar a los populares de ser unos “corrutos”, de mentir, de boicotear las instituciones, de urdir una trama para dificultar la extinción de los incendios en Galicia, de ruindad para obstaculizar el proceso de paz, de rebajar la pena a De Juana Chaos, de ocultar con mentiras la buena gestión del gobierno socialista, de frotarse las manos ante las dificultades ante el proceso de paz, de ser un vil [Rajoy] y no querer el fin de la ETA mientras gobierne el PSOE, de mantener una actitud canallesca [Rajoy] y ser el altavoz de la ETA, de ordenar a Díaz de Miera que mienta, de chivato y desleal [Aznar] por llamar a Bush para lamentar la retirada de Iraq, de tener miedo a la verdad judicial sobre el 11-M, de hipocresía, doble moral y engaño por acudir a la manifestación de la AVT, de crispar e intentar dividir a los españoles…
Ahora se ha sabido, por boca de un dirigente socialista ibicenco, que el mismo fulano que va llamando “corrutos” a otros está “pringao” hasta las cejas en uno de los casos más graves de corrupción en Ibiza. Ha sido el socialista Roque López quien ha afirmado que fue Pepiño el que autorizó el cobro de comisiones millonarias procedentes de una promotora inmobiliaria, a cambio de la adjudicación del mayor proyecto urbanístico de Ibiza. Naturalmente, Pepiño le ha puesto una querella a Roque, o al menos eso es lo que ha dicho. Ahora bien, haya o no querella, la gane o no Pepiño, todo apunta en su contra. Porque ya se me dirá qué sentido tiene, de ser falsa, la gravísima acusación de su colega de partido en Ibiza. Y más teniendo en cuenta que no ha sido una acusación voluntaria como consecuencia de la discrepancia política, sino el resultado de unas conversaciones que se desvelaron “indebidamente”. Todo va a depender de si Roque López posee alguna prueba o bien otros testigos de sus afirmaciones.
Para estos casos tan flagrantes, hay una frase de lo más acertada que le leí en cierta ocasión a nuestro compañero de Red Liberal, Dogson Lluis. Decía Dogson, referido a los socialistas: “De lo que acusan, perpetran”. Es bastante creíble que Pepiño venga a ser un “corruto” perpetrador como la copa de un pino. Eso sí, un hombre tan limitado intelectualmente, de tan extremada inmoralidad y mala fe, sólo puede haber llegado al alto cargo que ocupa en el socialismo como consecuencia de contar con un superior de la misma calaña. No hay duda, Pepiño es el hombre destinado al trabajo sucio en una formación política donde la suciedad lo inunda todo. Pepiño es, para desgracia de los españoles, la fiel representación del poder indecente que hoy nos gobierna. El tesón es la única “cualidad” que cabe atribuirle a Pepiño, el tesón para hacer el mal a los que considera enemigos políticos. Tesón o cabezonería al servicio de la falsedad. ¡Miserable!
Autor: Policronio
Publicado el 28 de abril de 2007
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