Don Rogelio Latorre Silva nos envía una nota que en Batiburrillo consideramos debe ocupar esta semana el espacio reservado a sus artículos. Se trata de una aclaración que a nuestro juicio desmiente con rotundidad la acusación de uno de los intervinientes en la entrega IV. Dicho anotador, con apodo de “Detective”, acusaba al señor Latorre de farsante. Por nuestra parte, hemos investigado el caso, y llegado a la conclusión de que el único farsante es el tal “Detective”, por cuanto hace unas afirmaciones que no se sostienen en absoluto. Así, pues, la VI y última entrega del meritorio trabajo, “La primera represalia de Falange”, será publicada dentro de unos días.
Los editores
Nota informativa a los señores lectores de Batiburrillo:
1.- Un comentarista a la IV entrega de La primera represalia de Falange, me califica de farsante, basándose en que:
1.1- Yo no pude tener mi domicilio en 1934 en el numero 3 de la calle de María de Guzmán, pues en el mismo vivían sus familiares y por ello asegura: “en otras palabras, este señor nunca vivió en esta casa, ni miró por ninguna ventana cuando tenía 15 años”.
Mi informe es:
1.1.1 - En los libros de la parroquia de los Ángeles (la correspondiente a dicha calle) y en el Registro Civil de Madrid, figura el fallecimiento de don Rafael Latorre Uribe, que tuvo lugar el 2 de septiembre de 1934 (tres días después de la muerte de Joaquín de Grado [A]) en su domicilio, piso 2º izda. de la calle de María de Guzmán, numero 3. Era mi padre y yo (que tenía 14 años), uno de los cuatro hijos que dejó.
1.1.2.- Actualmente, dicha casa tiene el número 9. El tramo de la calle de María de Guzmán, acera de los impares, comprendido entre Bravo Murillo y Santa Engracia, en aquellas fechas eran solares.
1.2.- Afirma que, en el relato de mis memorias, me atribuyo el don de la ubicuidad (en lenguaje paladino: que miento). Ruego presten atención que, en todas mis citas, el tema de referencia es: “me informaron”, “tuve conocimiento de”, y expresiones semejantes, a excepción de:
1.2.1- El día en que al teniente Castillo se le disparó la pistola (sigo opinando que fue accidental). No me quedaba otro remedio que informar de mi presencia, pues el poner opinar como lo hacía, y mantengo, requería presencia.
1.2.2.- La nota sobre el asesinato de Espallargues Sospedro, que bien claro cito: “reunidos al finalizarla guerra, me fue contado por mis tías (hermanas de mi padre) y, posteriormente, comprobado por lectura de la “Causa General”.
1.2.3.- El asesinato de Luis Calamita Ruy-Wamba. Bien claro figura en mi relato que leí en la Causa General que se había llevado a cabo por orden de Ángel Galarza, ministro de la Gobernación del Gobierno “legítimo de Madrid”. Asesinado y asesino, ambos habían sido amigos de juventud de mi madre, que me contó la bofetada que Ángel dio a Luis, en su juventud, y las razones de ella. Y también hago constar, que algunos de los datos (los de la imprenta de los Calamita y la imprenta de Rueda, autor material del asesinato, por orden de Galarza), me fueron facilitados por una sobrina de Luis.
2.- Afirma, rotundamente, que soy miembro de varios foros en la red. Entre ellos:
2.1.- Foro del diario ABC. Escribí una “Carta al Director” que tuvo su origen en el discurso del Teniente General Mena, con motivo de una Pascua Militar. Carta que, para asombro mío, llegó, en unión a otras, hasta el Congreso de los Diputados.
2.2.- Otros foros (virtualcervantes.com; indymedia Barcelona.org. etc. etc, etc.) Estos foros han reproducido algunos de los escritos que dirigí a Batiburrillo y éste publicó. Desde luego, sin que tuviera yo noticia previa, pero su lectura me sorprendió agradablemente y, desde luego, informo a todo el que desee reproducir mis escritos sobre el tema, que me siento muy complacido por ello y en que no se me ocurrirá pedir derechos de autor. Todo sea por contribuir a la campaña de “Memoria Histórica”, iniciada por nuestras autoridades.
3.- Y, al estar entre comentaristas, concluyo con dos comentarios míos:
3.1.- Mis escritos no están novelados, He procurado que tengan buena redacción y sean amenos. La biografía de Julio César, escrita por Mirko Jelusich, es una obra apasionante y por ella se adquiere el conocimiento de cómo fue César. Pero, con muy buen sentido, está novelada, pues muchos de sus personajes no existieron y han servido para hacer más variable el relato y que se fije mejor en la mente del lector. Las personas que cito en mis relatos, como los hechos, todas existieron y todos sucedieron.
3.2.- Toda mi vida me repelió Voltaire, aunque reconociendo su talento y la amenidad de sus escritos (me repelía su moral). Pero, no hace muchos años, leí la siguiente frase suya, que, en parte, me reconcilió con él:
La ignorancia niega o afirma rotundamente. La sabiduría duda.
Con mis saludos, Rogelio Latorre Silva
Publicado el 20 de mayo de 2007
[A].- Joaquín de Grado era jefe “del” radio comunista de Cuatro Caminos, no “de la” etc. Entre los comunistas, “un radio” era un tipo de agrupación humana de dimensiones variables (de barrio, de distrito, de ciudad, etc.). El de Joaquín tenía su sede en la calle de los Artistas, calle que tenía su origen, y sigue teniéndolo, en la Glorieta de los Cuatro Caminos. Estaba modestamente montado, pues los comunistas, como los falangistas, en aquella época no estaban sobrados de dinero.
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