Castilla-La Mancha, un territorio tan grande como hermoso y desconocido que es recomendable visitar a menudo. |
Esto no es un parte de guerra, es una declaración de guerra. A la estupidez, a la soberbia, a la prepotencia. Y también un íntimo lamento en medio de la desgracia. Desgracia desgraciada gracias a unos pocos empeñados en ser más listos que unos muchos.
Ciudad-Real sale poco en la tele, me dicen mis niñas, y más vale que no saliera nunca. Porque cuando sale, siempre es con motivo de alguna catástrofe: incendio en la estación RENFE, riada de Valdepeñas… y ahora, La Mancha y Calatrava. Nuestra uva, a hacer puñetas; nuestra cebada cervecera, a hacer puñetas; nuestros olivos, a hacer puñetas; nuestra huerta, poca, pero buena, a hacer puñetas. Y de Villarrubia y Alcázar, qué voy a contar.
Y me da que no es porque haya llovido, que ha llovido mucho. ¿Quién elaboró el estudio de evaluación de impacto ambiental de la Autovía de los Viñedos? ¿Y el de la variante de Almagro-Bolaños? ¿Y él de la Autovía Ciudad-Real-Manzanares, hasta ahora?
¿Quién elabora y aprueba los planes de ordenación del territorio? ¿Quién los desarrolla?
¿Quién dice dónde podemos o no podemos construir?
El estúpido, soberbio y prepotente Estado, amigo de sus amigos.
Murieron once criaturas en Guadalajara y miles de ilusiones y anhelos en la Mancha y Calatrava.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 26 de mayo de 2007
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