El alcalde de Hiroshima, el 25-04-2007, en Ajuria Enea. |
Semanas atrás, con motivo del 70 aniversario del bombardeo de Guernica, el pastor de la tribu atribulada exigió a España -como si él no fuera español- que pida perdón por la citada acción militar. Él, desde luego, no va a pedir perdón por los incendios republicanos que arrasaron Irún, Éibar, Amorebieta y Munguía. Ni por los mil asesinatos de esa escisión del PNV llamada ETA. Este sujeto suele equiparar habitualmente Guernica con Hiroshima o Stalingrado. Como se puede comprobar, el orate del partido sabiniano carece del más mínimo sentido del ridículo. Pero en fin, ya se sabe que el nacionalsocialismo vasco ha basado todo su discurso en mitologías baratas y mentiras descaradas.
La realidad es que el PNV de Álava y Navarra apoyó el bando que bombardeó Guernica, mientras que los seguidores del iluminado Arana, residentes en Guipuzcoa y Vizcaya, apoyaron al bando que bombardeó Ávila, Logroño, Zaragoza, el Castillo de Gardeny de Lérida, Mequinenza, Gandesa, Córdoba, Belchite, Cabra, Ibiza, Sevilla, Valladolid... ¿O qué se pensaban, queridos lectores de Batiburrillo?
Al margen de ello, cabe apuntar que Guernica era un palmario objetivo militar. Digan lo que digan y mientan lo que mientan. Contaba con dos fábricas de armas y bombas, "Unceta y Cía" y "Talleres Guernica". Asimismo contaba con acuartelamientos para los batallones "Saseta", "Loyola" y "Gernikako Arbola". El puente del barrio de Rentería era un evidente paso obligado para las tropas republicanas. Aunque parezca increíble, España estaba en guerra. Y en la guerra, los bombardeos son algo habitual.
El bombardeo de Guernica ha estado sujeto a infinidad de mentiras fabricadas por la propaganda nacionalista y social-comunista. Llegaron a cifrar los muertos hasta en 5.000, dejándolo al final por vergüenza torera en 1.600 víctimas. La realidad es que con 4.194 censados en la villa, por mucho aldeano de la zona que quisieran meter al mercado, una de dos, o estaban todos esperando a las bombas con las manos abiertas y mirando al cielo o la "trolilla" como que no cuadraba.
Al final, unas 120 personas fallecieron a consecuencia del bombardeo. Eso sí, ni mercado semanal ni partido de pelota. La delegación del Gobierno los había prohibido. Conste en acta.
Autor: Smith
Publicado el 4 de junio de 2007
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