Una de las citas más geniales que he leído en mi vida, dice así: “El déspota necesita enseñar a dormir. ¡Ay de él, si enseñara a morir! Sería una lección que muy pronto se volvería contra él”. El autor de tal genialidad fue un escritor italiano del siglo XIX, Carlo Bini, del que aquí en España apenas se sabe nada. La frase está extraída de su obra “Manuscrito de un prisionero”, capítulo XXII, que escribió durante sus tres meses de cautividad en la isla de Elba, donde fue recluido en 1833 y acusado de activista político de la “Joven Italia”, movimiento fundado por el revolucionario genovés, Giuseppe Manzini, que pretendía la expulsión de los austriacos y la reunificación de Italia.
La frase de Carlo Bini me ha venido a la mente al leer la noticia de que “El Gobierno se reunió con ETA hace una semana para pedir que deje de filtrar sus negociaciones”. Lo cual, dicho de otro modo, es un intento socialista de adormecer a la sociedad mediante esa segunda técnica que con tanto acierto maneja y que consiste en la ocultación de sus fechorías o bien en el desmentido hipócrita de las mismas —la primera técnica sería la “agit-prop”, acrónimo de agitación y propaganda—. Incluso, si esas fechorías son demasiado evidentes, se opta por culpabilizar con el mayor de los descaros al Partido Popular. Véase, si no, el escandaloso comentario del socialista Barreda, que al ser increpado por el familiar de una víctima [de los incendios de Guadalajara] dijo: “No se meta usted conmigo y métase con otra que viene de la Comunidad de Madrid [la popular Dolores de Cospedal] que son los responsables del incendio”.
Así no hay modo de echar del poder a esta banda de facinerosos que ahora manda, hay que reconocer que son demasiado buenos en las dos técnicas principales (“agit-prop” y ocultación-desmentido de fechorías) que todo partido político de ideología totalitaria debe dominar a fondo para adormecer al pueblo. Sólo cuando el grado de podredumbre alcanza los 98 octanos, situación que se dio en tiempos de Mister X, nuestros conciudadanos se animan a ir a las urnas en número suficiente, con la intención de votar a otro partido distinto y en espera de que el PSOE se regenere a toda velocidad en la oposición, a fin de volver a votarle y darle una nueva oportunidad.
Lo que ocurre es que en esta ocasión la regeneración del PSOE no se ha producido en la dirección que el votante socialista esperaba, sino que a la corrupción socio-económica de siempre, inherente al sistema ideológico de la izquierda y cuyos abanderados en la actualidad son el tándem ZP-Sebastián desde la Oficina Económica de La Moncloa, ahora debe sumársele el pudrimiento descarado del Estado de Derecho, como se demuestra en la falta de reacciones adecuadas —policial-judicial— que han tenido ante los asaltos a las sedes políticas de otros partidos y las amenazas a la oposición, o incluso al hecho de resistirse a catalogar de atentado de ETA lo que con toda claridad ha sido un atentado de ETA, y encima a uno de sus militantes. ¿Dónde se esconde el ministro de Interior? ¿Dónde el Fiscal General?
Se habla en el título de técnicas mortíferas, lo son y mucho para la democracia. Si un gobierno no es capaz o no quiere preservar la igualdad de oportunidades para todos los candidatos demócratas en unas elecciones, ese gobierno, además de prevaricar, está arruinando el Estado de Derecho, que es una forma harto mortífera de acabar con la libertad y la justicia. De donde se deduce que a un partido que respalda a un gobierno injusto y prevaricador, como es el PSOE, no debe votársele. No, por higiene democrática.
Autor: Policronio
Publicado el 25 de mayo de 2007
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