Una sentencia que no contemple el máximo respeto a España y su unidad indivisible es, sin duda alguna, un acto de injusticia y prevaricación interesada al servicio de la gentuza totalitaria. |
Alicia en el País de la Maravillas, o como concebir una sentencia que le dobla la mano al mismo sujeto de derecho que legitima su actuación.
Llevamos un fin de semana lindísimo en cuanto a sentencias judiciales y esto de no poder darle un tirón de orejas a un sistema de separación de poderes que no es tal, nos deja a todos cornudos y apaleados. Y apaleados estamos, porque por mucho que diga la Sra. Juez, cuando Pepe Rubianes empieza a soltar rebuznos por la televisión pública catalana, no se está refiriendo “ni en concreto ni en abstracto” a los calzoncillos de Franco como golpista, sino a todos los españoles que nacimos en la “puta España”.
Porque, a estas alturas, hay que bajarse del horizonte de idealismo político que alumbró Montesquieu, para saber que la Justicia tiene sólo el valor que le proporciona el sujeto de derecho sobre el que descansa: España. De ella y de su unidad mana la ley fundamental del Estado, y de la Constitución todas las leyes de rango inferior. Y es el delito tipificado en el Código Penal contra la misma Nación que sustenta el aparato constitucional, el primero sin los cuales no puede existir el resto. Si al final, un régimen político no garantiza la supervivencia del sujeto histórico que articula nuestra legitimación, ora contra los rebuznos de Rubines, ora contra las listas de Batasuna, la justicia se convierte en un juguete roto.
Ya estamos acostumbrados a que nuestra derecha, cargada hasta los ejes de un complejo de Edipo a lo Maquiavelo, no comparta las sentencias judiciales, disintiendo educadamente de que se caguen en nuestra madre. Pero hace falta mucho más que no compartir una opinión, cuando se pone enfrente un bufón (sic) como Rubianes a disparar contra España sabedor de su impunidad.
Ayer Sarkozy quería recuperar el honor de Francia en un vibrante discurso en la plaza de la Concordia, y hoy una juez archiva una causa porque no ve los ultrajes a España de un capullo metido a feriante. Poco o nada sabemos de lo que nos espera cuando se liquida la Nación y se hunde por traición la Constitución. Entonces ni la jueza acatará su propia sentencia.
Autor: Gonzalo J. Moreno (Firmas invitadas)
Publicado el 8 de mayo de 2007
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