El Español de la Historia

Combinar el rigor historiográfico con los shows televisivos de nuestros días es tarea harto complicada. Pero aun así y por probar que no quede, para rascarle a la audiencia lo que sea menester. Ahí se han afanado dos grandes profesionales como Sussana Grisso y Matías Prats a escrutar la historia para ver a quien se corona de gloria en nombre de las Españas. La historia es un decir, porque de los 100 personajes seleccionados el ochenta por cierto pertenecen al llorado siglo XX, como si la memoria histórica no supiera de encuestas telefónicas. A ello han empleado el sufragio los productores de basura de esa tele tan digna, a llamar a los hogares españoles, para robarle la paz, como diría Franco, y preguntarle por el español de la historia. Claro que esa selección sin una terna siquiera de candidatos, nos deja en una democracia radical, que poco tiene de verdadera. Un tal Francisco Martínez Pérez obtuvo tres votos, gran español sin duda.

Del experimento que no llega a resultados concluyentes, ni siquiera evitó torpezas fácilmente esquivables; se pueden rescatar dos aspectos positivos. El primero que se eligiera un buen elenco de analistas, de diversas tendencias y profesiones; casi todos ellos rigurosos y de prestigio. Lástima que no acertaran en darle a cada uno lo suyo, porque poner a Carmen Calvo a glosar la figura de Isabel La Católica es una temeridad, cuando no una villanía. El segundo motivo por el que merece el aplauso es por haber respetado rigurosamente las opiniones de los encuestados, de otra forma no se entendería que apareciera Escrivá de Balaguer como español notable y Franco entre los treinta primeros.

Pero si algo fue catastrófico fueron los invitados a comentar la jugada. Cada tanda de seleccionados era analizada por cuatro personajes entre los que se encontraban Antonio Gala y Pepe Bono. El primero afanado en hacer publicidad a su último libro, donde precisamente se dedica a decir gilipolleces sin ton ni son sobre Isabel La Católica y Felipe II. Supongo que estaría medida su presencia, sabiéndose que estarían entre los veinte primeros de la lista. El segundo, hablando a civiles y militares por igual, glosó a Felipe González que apareció con un número alto y se quedó con cara de bobo cuando vio a Franco en el 25, aunque estaba para explicar ese puesto, no para hacer un alegato de antifranquismo.

El resultado fue que la familia real copó los primeros puestos como si fuera la sagrada familia, y el Rey le puso la guinda al pastel al ser coronado como español de la historia. Esto o bien dice mucho de un rey o poco de un pueblo, la primera no tiene porqué ser falsa pero la segunda es una verdad sin lugar a dudas.

Autor: Gonzalo J. Moreno (Firmas invitadas)

Publicado el 24 de mayo de 2007