Está claro que en política (como en tantas actividades) no todo es oro líquido, también hay mucho alpechín. |
Se pongan como se pongan nuestros políticos progres, pijiprogres, tontiprogres, etc., y si se ponen, peor para ellos, el caso es que nuestra clase política, en su totalidad, salvo raras, rarísimas excepciones, fue parida y criada al calorcito de la dictadura. Cuestión de edad, simplemente.
Ya sea porque anduvieran cobijados en sus covachas, no hace falta dar nombres, o porque comieran la sopa boba que les proporcionaba papá, “al que no le di un bofetón por respeto reverencial a la Autoridad Competente”, parece que dixit Bermejo, lo cierto es que nuestra casta dirigente tiene más ramalazos franquistas que decirlo. Y reitero, salvo raras excepciones.
De modo, que actuando el Franquismo a la manera de una almazara, como fenómeno subyacente, con el primer prensado tuvimos el aceite de oliva virgen extra: los tecnócratas. Jamás les agradeceremos bastante el armazón de Estado que construyeron, se pongan como se pongan los progres, pijiprogres y tontiprogres, y si se ponen, peor para ellos. Con la segunda prensa vinimos a dar con un aceite de peor calidad, pasable, destinado para el refino o la mezcla: los políticos de la transición hasta el Sr. Aznar.
Y con la tercera prensa: El alpechín, sucio, maloliente y de mala calidad, o sea, Zapatero, Pepiño, Caldera, las “tonti-cuotas”, los “tienen estudios de”, Cándido, Bermejo, etc…, que no se utiliza para calefacción por su alto poder contaminante.
Confiemos en que la almazara no de más de sí y que el orujo resultante, no voy a dar nombres, alcance cuantos antes su destino en lo universal: la hoguera.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 24 de mayo de 2007
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