domingo, 20 de mayo de 2018

Zerolo celebra la salida del armario de la masonería

Pedro Zerolo

Este lunes, durante la presentación del libro La masonería, una visión diferente del mundo, de Yves Bannel, Gran Maestro Adjunto del Grande Oriente Ibérico, Pedro Zerolo, secretario de "Movimientos Sociales" (?) del PSOE, celebró "la salida del armario de la masonería". Parece un chiste, pero no lo es.


Bien, llevan treinta y tantos años "saliendo del armario", que parece ser un empotrado del que los Hijos de la Viuda no pueden salir por motivos que a cualquier profano se le escapan. ¿Hasta cuándo van a estar con esta cantinela?

Pero veamos qué mas dijo Zerolo:

1. Se declaró "no masón", o "masón laico". La empanada conceptual es de aúpa, pero vamos, que Zerolo quiere dejar claro que aunque es simpatizante no llega al grado de adepto a la orden gnóstica ultrasecreta.

2 Recordó la persecución que han sufrido homosexuales, prostitutas y masones. Otro día "recordará" -suponemos- la "persecución" de otros colectivos un poco más normales/mayoritarios, como la sufrida por católicos durante los gobiernos masónicos de la II República o la de los gobiernos jacobinos de México, por poner otro caso.

3. El libro "didáctico y necesario desmonta frase a frase los muchos infundios que a lo largo de la historia se han vertido sobre la masonería". Infundios... y verdades. Por ejemplo, que el siempre amenazante y retador Casares Quiroga o el separatista radical y golpista Companys eran masones. O que el sangriento Manuel Muñoz Martínez, grado 33 de la francmasonería, era el responsable de las masacres operadas en la zona republicana al comienzo de la guerra.

4. "Siempre ha habido un grupo interesado en inocular miedo sobre la masonería". Siempre ha habido un victimismo masónico. Siempre ha habido algún sociata dispuesto a echar un cable a los masones. Por algo será.

5. "Los masones sufrieron uno de los más sofisticados medios de destrucción del adversario durante los cuarenta años de Dictadura, más si cabe que las mujeres y los hombres y en forma de violencia desde el poder, como Argüelles o Azaña, una violencia que provenía del poder y que temía cualquier progreso". Perdona, Zerolo... si de destrucción del adversario hablamos, Azaña se lleva la palma. Que se lo pregunten a los militares, cedistas o católicos agredidos desde las tribunas azañísticas (ateneos, estadios o Cortes) y arrojados a la no existencia política por el sectarismo del infumable líder de Izquierda Republicana. Lo que pasa es que, al final, media España no se resignó a morir a manos de este... masón. Constatado, sin infundios, ¿o es que Azaña tampoco era masón? 

Autor: Smith
Publicado el 7 de marzo de 2007

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