Si de algo puede sentirse orgulloso de su tierra el presidente de la Comunidad Autónoma extremeña, Rodríguez el filólogo, a la sazón correligionario de JLRZP -fonéticamente "jolllggzzpeee"-, es de esa sabia combinación natural de aminoácidos y ácidos grasos insaturados, que no otra cosa es el jamón de la dehesa de Extremadura, elaborado a base de pata de cerdo ibérico alimentado en montanera con bellota y lo que pillen y que, como ya auguró Ortega -si no lo hizo, debería haberlo hecho-, provocará la próxima y definitiva rebelión de las masas, aunque a medias. Porque ahora todo el mundo come jamón, pero de los de siempre, no de la dehesa o compañeros de raza y costumbres. Es decir, que si bien se ha acabado definitivamente con la aristocracia del pensamiento y el empeño, aún pervive la aristocracia del jamón.
Y es que los conquistadores extremeños, provistos de buen jamón y casi un millar de hombres, más la inestimable colaboración de los aborígenes descontentos con la democracia participativa de los caciques de raza cobriza, pudieron hacerse un hueco en la Historia al someter aquellas tierras americanas al culto de la razón y la fe. Porque es sabido, que si bien los habitantes de las Indias no eran duchos en la planificación familiar y el control de natalidad, sí que lo eran en la regulación de la población. Es más, ejercían esa regulación mediante degollinas con cualquier excusa: Que llueve, 20 degollados en ofrenda a los dioses para que no llueva, que se acerca un puente. Que no llueve, otros 20 degollados para que llueva, que sufre la cosecha. Y así.
Y en éstas llegan Hernán Cortés, Pizarro y demás antepasados de Rodríguez el filólogo. Y después, o a la vez, los jesuitas, dominicos, etc. La Escuela de Salamanca desarrolla el derecho de gentes, ahora internacional público. Las encomiendas y virreinatos. Las primeras universidades y templos... y así hasta la fecha, con un repaso de Bolívar, cuyo brazo incorrupto conserva el "Gorila Rojo" -más rojo que nunca-, para consuelo del monstruo de Birán. Lo que no ha sido capaz de hacer Sabrido, el médico madrileño desplazado a La Habana, lo va a hacer el brazo incorrupto de Bolívar: mantener en vida al comandante de la "robolución", justo hasta el cambio y verificación de firmas para la disposición de las cuentas suizas por el heredero, o herederos, del gran chulo del Tropicana.
Pues bien, instaladas aquellas tierras en pleno Siglo XXI, presas de desastres naturales sin cuento, a la par que humanos, se advierte una corriente común de pensamiento en las nuevas castas dirigentes de un continente que fue hermano de fe, razón e idioma y que ahora volverá a ser hermano en el culto al nuevo fenómeno político, exportado a la madre patria: la democracia precolombina, ignorante de Locke y Montesquieu y destinada, no a fortalecer a la Nación en procura de la consecución del bien común, sino a hacerla desaparecer.
Precolombina, próximo adjetivo que nuestro amado líder ZP, tan príncipe de la Paz como de las Tinieblas, le tiene preparado a ese invento de Pericles. Si aquí tenemos Parlamento y su paralelo "Mesa de Partidos", al otro lado del mar tienen Parlamento y "Asamblea vociferante". Si aquí nuestros jueces se ven avasallados por una banda de matones, protegidos por un Gobierno de paganos, no les digo nada de la independencia y seguridad de los jueces venezolanos y demás países bolivarianos. Si allí, caso de Bolivia, unos matones mandados por el Gobierno del cocalero a rayas, son capaces de paralizar la actividad institucional de la Prefectura de Cochabamba y hacer huir a su titular, no les digo nada de los equilibrios que tiene que hacer la presidenta de Madrid, para cuadrar las cuentas de cada ejercicio presupuestario, a causa del matonismo político e institucional que luce el innombrable en sus relaciones con las comunidades autónomas que no son de su cuerda ni lo serán. Y no digamos ya los presidentes de Murcia o de Valencia.
Si en Ecuador pretenden por la fuerza que un Congreso se reúna en calidad de Poder Constituyente para modificar la Constitución, fuera de los cauces establecidos en la misma, aquí, el "eterno adolescente" ha propiciado la modificación de la Constitución, contraviniendo frontalmente las disposiciones establecidas a tal efecto. Y todo ello, con el concurso inestimable de una banda terrorista, cuyo destino en lo universal será postularse para premio Nobel de la Paz, auspiciado por un curita irlandés que se empeña en decirnos que si los ecuatorianos fueran en autobús a Barajas no les pasaría lo que les pasa.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de febrero de 2007
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