José
Luis Rodríguez Zapatero es un peligroso sectario que debiera haber
nacido hace cien años. De esta forma, su sectarismo no chirriaría
tanto entre los Azañas, Casares, De los Ríos y demás patulea
guerracivilista que condujeron a España al caos y a la confrontación
civil.
Hoy
escribe
certeramente Ignacio Camacho que
"la
Ley de Memoria Histórica
no viene a ser más
que un palimpsesto en el que el zapaterismo pretende reescribir el
pasado con la caligrafía
dudosa de un revisionismo de vía
estrecha".
La verdad es que, nuevamente, Rodríguez
Zapatero demuestra que no es un progresista sino un progre. Le
importa un bledo el futuro de España
y sigue anclado en sus complejos
revanchistas.
Es
tan sectaria la izquierda española, tan poco democrática y proclive
a la reconciliación, que siguiendo la doctrina oficial del Gobierno,
en España no podría haber una sola calle con nombres de personajes,
diputados, políticos, intelectuales derechistas de aquel entonces
(léase la Segunda República), mientras campan a sus anchas los de
los chequistas, estalinistas, revolucionarios y golpistas de todo
pelaje provenientes de la izquierda social-comunista y del
anarquismo. Así funcionan los partidarios de ganar la guerra setenta
años después de haberla pifiado por segunda vez consecutiva.
Recuerden: 1934 y 1936.
Autor:
Smith
Publicado
el 14 de diciembre de 2006
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