La jornada de ayer ha marcado un antes y un después en la era Zapatero. Sin lugar a dudas, estamos ante el principio del fin de la pesadilla. Frente al desánimo y el dolor que ha producido la excarcelación del asesino nacionalista, la sociedad empieza a dar síntomas de que España y la Libertad, nuevamente de la mano, terminarán prevaleciendo frente a la ruptura nacional y la opresión arbitraria.
Más de mil personas se concentraron anoche en una convocatoria organizada sobre la marcha por el Foro de Ermua, a través de llamadas de móvil y SMS, frente al Ministerio de Interior para protestar por la abyecta medida tomada por este presidente del Gobierno, más vendido a ETA que Godoy a Francia. Entre ellos se encontraba la teniente de alcalde y concejal del Área de Empleo y Servicios a la Ciudadanía de Madrid, Ana Botella, que fue recibida con gritos de "valiente, valiente". Los lemas más coreados fueron "Zapatero, dimisión", "Cobarde", "Traidor", "Partido Socialista, ladrones y terroristas" o "Zapatero, atiende, España no se vende". Banderas de España, de esas que tanto molestan a los apátridas de toda clase y condición, pancartas con leyendas como "Con ZP es gratis matar" y carteles con la foto del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco y en las que se preguntaba de qué sirvió que el Gobierno no cediese ante ETA. En varias ocasiones cantaron el himno de España, clamaron "no somos fachas, somos españoles".
Varias son las líneas argumentales abiertas por el frente progre para detener la avalancha de indignación popular, que vuelve a demostrar una vez más que los españoles no son fácilmente engañables. Lo sentimos, esta vez no vamos a rebajarnos a discutir determinadas indignidades. Por mucha maquinaria rubalcabeña (patéticas las alusiones "humanitarias" por parte del portavoz del Gobierno de los GAL) y muchas homilías pepiñescas (¿también de esto tiene la culpa el PP?) que se pongan al servicio de la propaganda zapateril, el pueblo español ha demostrado una vez más que no se va a doblegar jamás. España no se vende y distingue muy bien entre justicia y legalidad. Tan legal era adoptar una medida como otra, pero justa sólo era una de ellas. La que no se ha tomado, para más señas.
Autor: Smith
Publicado el 2 de marzo de 2007
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