Batiburrillo celebra sus primeras 500.000 páginas vistas y…
contando. Avalan esas visitas, a día de hoy, 1.968 artículos de
elaboración propia, algunos de hasta siete páginas —que conste—,
y 21.596 comentarios de nuestros visitantes, lo que hace un promedio
anotador de once comentarios por artículo. En el último año hemos
contado con una docena de excelentes firmas invitadas, entre los que
cabría destacar al ilustrador Janario o al destacado analista Pedro
Villa Isorna, pero también a otros buenos amigos que han insertado
un total de 41 artículos de magnífica factura.
Dentro de nuestra casa madre, Red Liberal, Batiburrillo
es una bitácora que, a mi juicio, viene a ocupar una posición clara
y sin tapujos: El ala derecha. Sí, aquí somos de derechas y nos
gusta definirnos como liberal-conservadores y amantes de la Ley.
Liberal en lo económico, Estado mínimo, y conservadores en aquellos
valores patrióticos y tradicionales de una España siempre en
evolución pero siempre perenne en nuestros corazones. Creemos que es
demasiada la sangre derramada durante siglos y siglos, en pro de la
unidad de la patria y de nuestra forma de vida en común, para que
ahora sintamos la menor tentación de incorporarnos ese mundo
falsario e insidioso de lo “políticamente correcto”. Antes de
hacer algo así, preferimos seguir nuestro propio rumbo y nuestra
propia navegación, en solitario, en el Mar de los Sargazos que hoy
es Internet.
Batiburrillo es una página que, en mi opinión, tiene sentido
y así es aceptada por todos los que no comparten los intentos
golpistas que en los dos últimos años se promueven desde el Poder
Ejecutivo, en manos del socialismo radical, y desde la periferia
secesionista, en manos del separatismo cismático. Porque un golpe de
estado, que quede claro, no siempre lo propicia el espadón de un
militar ni necesariamente va destinado a sustituir a un gobierno
civil. La especialidad de la izquierda no revolucionaria es la
llegada al poder para actuar desde dentro, como parece que ahora se
pretende, y crear las bases de un régimen populista que se eternice
en el poder. Lo vimos en México con el PRI, lo seguimos viendo en
Argentina con el Justicialismo y para qué hablar de Venezuela,
Bolivia y ahora Ecuador.
Aquí se denuncian sin cesar, analizando a fondo esa denuncia y
apoyándonos muchas veces en comentaristas de primera fila, cuantas
disposiciones de unos y otros atacan la libertad individual y
quiebran la igualdad de las leyes para todos. Sí, se denuncia con
pelos y señales y se hace mediante el uso de un lenguaje recio que
la prensa en general, por pudor o por temor, no es capaz de aplicarle
a los malos, a los déspotas, a los arbitrarios, a los tiranos, a los
que utilizan la traición y a menudo la violencia para no alejarse
del Poder.
Por eso no gustamos a algunos de los que nos visitan, porque no están
acostumbrados a que a sus ídolos se les acuse con esa claridad y se
les afee la conducta. Recuerdo especialmente la intervención de un
visitante habitual, sobre el que prefiero no citar el nombre, que en
más de treinta de sus intervenciones siempre ha terminado por pedir
pruebas de cuanto opinábamos. Como si esta página fuese la Web de
un notario en lugar de ser una bitácora política que expresa
exclusivamente el criterio de sus cuatro editores y de sus invitados
ocasionales. Recuerdo también las enormes ganas que siempre me han
dado para contestarle así: “Eres como ese sujeto suspicaz que
dudada insistentemente sobre si el muerto, tres meses enterrado, no
estaría aún vivo”.
Nuestra intención es crecer, por tal motivo hago un llamamiento a
cuantos amantes de la política y el periodismo, con independencia de
su ideología, quieran enviarnos sus artículos originales. Aquí
serán valorados como se merecen y en su caso insertados en
Batiburrillo. Este aviso va dirigido especialmente a los que
ahora disponen de sus propias bitácoras y escriben bien, y a menudo,
pero se encuentran algo desanimados al contar con pocos lectores.
Batiburrillo puede ser un lugar de acogida para que sus inquietudes
tengan el correspondiente reflejo y de paso crear junto a nosotros
esa sinergia tan necesaria para los tiempos aborrecibles en lo
político como los que nos ha tocado vivir.
En fin, amigos, que aquí seguiremos hasta que la normalidad política
haga innecesaria nuestra crítica, lo que me da por pensar que aún
deberéis aguantarnos durante una larga etapa.
Autor: Policronio
Publicado el 15 de diciembre de 2006
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