Hay partidos políticos cuyo comportamiento hace años que pide a gritos la ilegalización, uno de esos partidos es ERC, de algún modo asociados a la banda terrorista ETA (entrevista de Perpiñán) y también a ciertos integrantes de otra banda no menos terrorista y sin arrepentir, Terra Lliure, que son las dos organizaciones violentas y antidemocráticas que inspiran —junto a una tradición histórica golpista encabezada por ese insidioso y genocida Companys al que se le atribuyen más de 8.000 catalanes asesinados— la ideología más abusiva y fascista de nuestro tiempo. Una ideología en la que individuos sediciosos y farsantes como Carod, Puigcercós, Vendrell y ahora Junqueras… o los escabrosos Puig y Tardà, y ahora Rufián, éstos en el Congreso de los Diputados, se revuelcan tan a gusto como los gorrinos en sus propios detritos.
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Gente como la de Esquerra, muy alejada de la democracia y del mínimo respeto hacia la ciudadanía —actitud que han demostrado reiteradamente a través de numerosos actos en los que sus “escamots” han reventados actuaciones de partidos o personajes de ideología rival—, es la que Zapatero decidió escoger como acompañantes en su proyecto de la anti España. Gente así, que apenas representa un 16 % de los votantes catalanes y ni se advierten en el conjunto de la Nación española, es la que mediante la doctrina del odio y la insurrección le está obligando a Zapatero a mantenerse en la deriva permanente de la radicalidad. Gentuza así es la que le exigió de entrada a quien ahora desgraciadamente nos preside que fulminase el Plan Hidrológico Nacional y acometiera proyectos liberticidas como la fragmentación del Archivo de Salamanca y la ley de Memoria Histórica. Esta caterva de fanáticos de Esquerra, no lo olvidemos, es la que impulsó el actual estatuto de Cataluña y que finalmente no votó porque aún le supo a poco.
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Pues bien, esta morralla de extremistas y separatistas catalanes, en su habitual línea de exigencias al gobierno socialista —muchas de ellas atendidas, como hemos visto—, le pide ahora a Zapatero que obligue a dimitir al magistrado Pérez Tremps y nombre a un nuevo juez para el Tribunal Constitucional. Y esa exigencia, de ser atendida una vez más, aparte de una inmoralidad inasumible por los ciudadanos y una nueva prueba de comportamiento fascista a cargo de sus promotores, representaría ratificar la condición golpista tanto de los fulanos de Esquerra como de Zapatero. Porque no olvidemos que el estatuto de Cataluña es un auténtico golpe de Estado que socialistas y esquerristas elaboraron inicialmente a medias y luego apenas lo edulcoraron los convergentes. Un golpe de Estado que el Tribunal Constitucional podría llegar a remediar si es que no se produce el redoble golpe de Estado que ahora exigen los de Esquerra.
Pero que vayan con cuidado los del Gobierno, porque de atenderse el nuevo requerimiento injustificado de Carod y evitar así que el Estatuto catalán sea debidamente analizado por el Alto Tribunal, algunos nos consideraremos autorizados para exigir en su día el procesamiento de ZP y del propio Carod, además de pedir la ilegalización de Esquerra y la desaparición del modelo de Estado que comprende esa aberración llamada “comunidades autónomas”. Sí, la sustitución del magistrado Pérez Tremps, insisto, sería considerada una declaración de guerra definitiva a la democracia y por lo tanto a la Constitución española. Y ya se sabe que en el amor y en la guerra todo vale, especialmente la defensa propia.
PD (16-10-2015) Para Esquerra nada ha cambiado y siguen en su papel de golpistas permanentes, ahora respaldan como un solo hombre al totalitario Mas y su banda de convergentes, deseosos unos y otros de atar bien todos los cabos para proclamar a las bravas la independencia de Cataluña. Espero que al menos los cabecillas de ambas formaciones reciban su merecido.
PD (14-05-2018) Y de la etapa golpista de Puigdemont y Junqueras, ya ni hablemos.
Autor: Policronio
Publicado el 6 de febrero de 2007
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