He aquí el discurso de Zapatero tras confirmar que renuncia a cualquier acuerdo con la banda asesina ETA: Nos esperan largos meses de tinieblas, de pruebas y tribulaciones… No sólo de grandes peligros, sino de sinsabores y decepciones está lleno nuestro futuro. La muerte y el dolor serán nuestros compañeros de viaje. Las privaciones serán nuestro uniforme, y la constancia y el valor, nuestro escudo.
¡Ah, no, que me he confundido! ¡Cachis, en qué estaría yo pensando! Resulta que he recuperado mal el fichero y el discurso pertenece nada menos que a un estadista, Winston Churchill, y fue pronunciado en 1940 para comunicarle a la nación británica que aceptaba el desafío del tirano Hitler, a la sazón amo de la Europa continental.
El discurso de Zapatero debía ser este otro que al abrirlo me aparece en blanco: ( ________________________________________________________). Porque, claro, un asustadizo incapaz de personarse en el ayuntamiento de Lorca, donde encima le aguardaban algunas de sus huestes envueltas en la pancarta “ZP, gracias por devolvernos la ilusión” (ver vídeo), —hay que tener narices para ilusionarse con semejante tipejo—, no parece el personaje más adecuado para enfrentarse a los delincuentes etarras.
¿Se imagina alguien que los británicos hubiesen contado en 1940 y siguientes con un pusilánime como ZP? Hoy todos seríamos nazis en Europa y quién sabe si en el mundo. Del mismo modo que algún día, de no echar a este fulano cobardón de La Moncloa, todos seremos social-zapaterinos y todos rendiremos honores a los “Dejuanas”, que pasarán a ser los símbolos de la libertad. Porque esa es la segunda faceta del “valiente” que nos manda: La hipocresía para convertir lo blanco en negro y la ruindad moral en destacada intrepidez.
ZP: Liquidas el PHN y mimas a los asesinos, ¿no debería de ser al revés?
Autor: Policronio
Publicado el 5 de marzo de 2007
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