2018. ¡Qué poco ha cambiado todo! Ahora el terrorismo vasco se pasea por las aulas catalanas. |
Ni gatos, ni linces atropellados; son tigres de bengala tocados con chapela y serpiente enroscada al hacha. Si el gato encerrado se tira a los ojos, los restaurados presos políticos que pueblan nuestras cárceles se van a pegar a la yugular del Gobierno para chuparle hasta la última gota de dignidad.
La segunda Coca Cola en los vuelos de Iberia, que ya no dan ni los buenos días, sentaba un grave precedente que podía hundir la bolsa. Pues el precedente The Juana, como ya lo ha bautizado algún inglés guasón, ha alumbrado con focos de neón el camino para la famelización y posterior liberación masiva de centenares de presos ¿políticos? vascos.
Rodríguez se ha propuesto salvar a las especies en extinción en estas latitudes europeas, y si en Doñana invierte en radares para que al lince ibérico no lo quiten de fumar las furgonetas de la Junta de Andalucía que por allí circulan, en las cárceles ya no se oye el Soy un Pobre Presidiario de Angelillo, sino el Vuela libre, Vuela Alto de Julio Iglesias. Pero los que vuelan son cuervos que te sacarán los ojos. Claro que, bien mirado, si cometemos un par de pecados capitales y con ello ganamos las elecciones, "liberad a Willy" no debe reportarnos cargo alguno de conciencia.
Soplan tiempos raros, pero el olor en las hermosas Vascongadas vuelve a estar cargado de miedo, de navajas afiladas y contenedores ardiendo. Hubo una época en que las víctimas escondían sus vergüenzas por la puerta de servicio de las sacristías, en cualquier Iglesia vasca pecadora, donde los hijos de los asesinados bajaban la cabeza al paso de los hijos de Setién y un árbol astillado de infamia no paraba de arrojar nueces. Los tiempos vuelven y los que eran de plomo vuelven a serlo de nuevo.
¡Seguidme, conozco el camino!, como el Capitán Nemo; le ha dicho Mercedes Gallizo a todos los que quieran ser de mayores como The Juana. Aquí, en la manga, tengo una lista de prevaricaciones para garantizar la senda hacia la autodeterminación, más Navarra y el Rey Sancho. Lo han visto claro y no les faltará razón, malos pero no tontos. Están en extinción y sólo crían en cautividad. Vuelven a casa, vuelve el terror.
Autor: Gonzalo J. Moreno (Firmas invitadas)
Publicado el 6 de marzo de 2007
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