De nuevo salen las banderas, de las gradas de los estadios a las plazas de reivindicación política. Poco a poco va cayendo el efecto desolador del giro al centro, del complejo eterno de la derecha española, de la calle que dejó de ser de Fraga para ser del diablo; incluso de la izquierda que no resiste más los absurdos clichés. Ningún español sin bandera, debería de ser la consigna de nuestros días. Ha desaparecido la vergüenza, y vuelve la ilusión.
Es el pueblo que espoleado sonríe de nuevo en rojigualda, pero ¿por qué? ¿Por qué no puede ser tan español el pueblo como el arquitecto sensato que construyó sobre roca y no esperó a que salieran los ríos? ¿Por qué no es capaz de abandonar la necedad de la cigarra en tiempo de bonanza? Han sido necesarias muchas grietas sangrantes en el Estado de Derecho, muchos atropellos gubernamentales por la incapacidad y el descrédito, para que el pueblo volviera a reivindicar la enseña que siempre le perteneció.
De nuevo vuelve España, esa España de clase media y alegre, educada pero con mala leche ante el deshonor. La que se va de vacaciones a la playa, pero va siguiendo poco a poco las normas de tráfico. La que cree en la propiedad y le gusta el fútbol, la que lee y escucha, vocifera y afirma. Celebra su misa ritual, sin devoción pero con gran celo. La España que prospera y sólo saliendo de España se enorgullece de su Patria. La España acomplejada y sincera, sana y galopante, a medio camino entre Sancho y Don Quijote. Igual destella genialidad por los pinceles de Velázquez que mediocridad por el Tratado de Utrecht. Inteligente y sabia, resoluta y visceral, mansa y sesteante. La España completa y mayoritaria ha vuelto a tomar las armas, que es la defensa de su propia identidad, y vuelve a hacerse aflicción pegada a su bandera.
De Juana Chaos ha salido en libertad por la traición de unos y la pasividad de otros. Pero España está en la calle, lista de nuevo. Hoy es un día grande, la aflicción ha sido escuchada.
Autor: Jorge Juan (Firmas Invitadas)
Publicado el 3 de marzo de 2007
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