Las coplillas, que a continuación se dicen, esconden el ancestral y sano laicismo —anticlericalismo, más bien— con que se desenvolvían las gentes que trataban con los curas día si y día no. Eran irreverentes, pero compresivas con el alma humana. A los que antes o después las hemos cantado, jamás nos ha “dao” por matar curas, las cosas veníamos a resolverlas con el fino cachondeito del que comprende que ciertas cosas no tienen enmienda. Pero… al fin y al cabo son nuestros curas.
Una de las coplas fetén era la siguiente:
“El cura de mi pueblo, dómine,
Está con pena, dómine,
Porque no le crece,
La berenjeenaa, dómine.”
Y a su propósito, me permito adaptarlas a los nuevos tiempos, en procura de ponerle un poco de cachondeo al alboroto de estos compatriotas nuestros, que a punto están de perder el “oremus”. Dicen así:
“El Sr. Zapatero, dómine,
está encogío, dómine,
porque el Sr. Otegi,
ya ha veníooo, dómine.
Dómine, fuiistes, dómine,
y no veniiste, dómine.
Al Sr. Conde Pundido, dómine,
se le ve acojonao, dómine,
porque el Sr. Otegi, dómine
no ha almorzaaoo, domine.
Dómine, fuiistes, dómine,
y no veniiste, dómine.
Ya está aquí el Sr. Otegi, dómine,
viene más chulo que un ocho, dómine,
no le acuses Don Fiscal,
que nos va a montar un choocho, dómine.
Dómine, fuiistes, dómine,
Y no veniiste, dómine.”
Y como la cosa de la rima y la métrica es bastante sencilla, bueno está que se esmeren Vds., y a ver si entre todos hacemos una antología de los “Dómines del Sr. Zapatero y su Corregidor”.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 27 de marzo de 2007
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